Un premio merecido

La fundación Herbert Haag, suizo alemana, ha concedido el premio, que otorga periódicamente, a Mercedes Navarro, la entrega se celebrará en Lucerna en marzo del 2017. Los motivos que tiene la teóloga española se reflejan en la carta en la que le notifican su elección y de la que extraigo unos párrafos. “Honramos con el premio su gran contribución a la enseñanza, investigación y publicación. Vd. abre nuevos accesos y perspectivas a partir de la ciencia bíblica y psicológica, asimismo de la teología y la antropología y, de manera especial, desde la relación con Dios y las mujeres. Sus aportes a la visión de la biblia griega y hebrea ofrecen una visión amplia y fascinante. Sus actividades en la investigación feminista se estiman a nivel nacional e internacional…. Con el premio queremos animarle y expresar a su comunidad religiosa nuestra solidaridad. Estamos convencidos de que la fe verdadera solo se desarrolla con la palabra libre y que la Iglesia tiene futuro con las mujeres… Le agradezco de antemano su compromiso en aras de la credibilidad de una iglesia abierta y hábil para el futuro”.

Es gratificante este reconocimiento para una mujer vapuleada en España por sus aperturas feministas – sólo la palabra ya tiene mala prensa en nuestro país – y por su declaración en un diario de que, a su parecer, la iglesia debía cambiar la prohibición al sacerdocio femenino. La Congregación para la Doctrina de la Fe la obligó a desdecirse públicamente a riesgo de que la echaran de la congregación de religiosas a la que había entregado su vida. Y eso que el malestar público por el protagonismo de las mujeres en la iglesia había crecido exponencialmente en España y Mercedes no era la única que pedía un cambio. Recuerdo que un grupo de sacerdotes gerundenses por la misma época publicó, bajo el nombre de Joan Alsina, un comunicado en la prensa defendiendo el sacerdocio femenino. Como eran 40 no se les exigió el arrepentimiento público de sus palabras pues no se podía dejar a los fieles sin pastores. Mercedes por razones que nunca se le comunicaron, fue apartada de la docencia en teología y en psicología, y desde entonces no ha podido enseñar en ninguna universidad católica ni en centros superiores de enseñanza de la iglesia en España.

Se preguntarán, los que no conocen a la fundación Herbert Haag, por su interés fundacional que no es otro que promover la libertad en la Iglesia. Su fundador el teólogo Haag consideraba que, ante una silenciosa deserción en masa, la Iglesia no podía permitirse el lujo de desgarrarse en polémicas sobre fórmulas dogmáticas. Decía que en la iglesia se habla de investigación libre pero ¿Cómo se puede hablar de investigación libre cuando están fijadas de antemano las conclusiones y cuando es castigado como extraviado quien llega a conclusiones diferentes en el marco de una clara confesión de fe en Jesucristo y en su Iglesia?

Avisaba del peligro de que sólo se pudieran enseñar en las aulas de las universidades, santuarios de la libertad de investigación, lo que los obispos y la curia querían escuchar. El mensaje cristiano corría así el riesgo de anquilosarse en una fe literal y formulista.

Creo que esta política oscurantista con el papa Francisco se ha terminado. Ahora queda que a los teólogos silenciados se les reconozca el valor que tuvieron de abrir brechas en una iglesia que, como decía el cardenal Martini, se había quedado en Trento. A Mercedes ya la han dado un buen empujón de estima teológica los suizos y alemanes ¿Imitarán su ejemplo los españoles?
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