Ahora que la olla de la política nacional está tan efervescente...
SEPULCROS REALES EN LA CATEDRAL DE PAMPLONA
Como vosotros, García Ramírez, polvo Restaurador,
Sancho el Sabio con tu esposa Sancha
(la muerte sabia os sabe),
Teobaldo I, el Trovador sin voz y sin amante,
Enrique I, Felipe III, Carlos II,
el Malo para los franceses, y quién sabe si para el propio mal,
Carlos III, el Noble esqueleto en el mármol de Janin Lome de Tournay...
Como vosotros, huesos, huesos, huesos, por millones se lloran
en esta tierra de infanzones ,
clérigos, cortesanos
y plebeyos, plebeyos, plebeyos,
tierra que vosotros hubisteis por vuestra
y ahora la ocupáis en parte mínima
y en el sentido más aproximado.
Humanos fuisteis, y hasta descabezasteis
un sueñecillo heroico. Lo que hicisteis
narrado queda generosamente
en unas líneas de historia.
Pues bien, ahora nos toca
a nosotros vivir (apresuradamente
lo constatamos)
y, aunque por plazo herido,
estamos por encima de todo lo que yace.
Dueños somos del aire
de respirar, mandamos
en dos brazos,
una cabeza levantamos
que la vida corona.
Somos, perdón, más que reyes sin se nos compara con vosotros.
Reyes, yaced.
Ante la vida que nos alza
agachad vuestros restos apilados.
Monarcas nos llamamos, aunque pronto
nos quitarán este latido,
mucho mejor que un cetro,
y el oro muy precioso de la sangre en marcha.
La hora seca sonará
de abdicar.
Un empujón nos tumbará del trono
y nos allanaremos como todos
a vuestra estatura tan postrada.
(De Pie en la cima de sombra, 1986.
Obra Poética, p. 212).