Qué belén...
Y el caso es que todo el mundo se dispone a celebrar a su manera la Navidad, el nacimiento de Jesús. Pero ¿ha nacido o no ha nacido? Aunque nuestro pesimismo, nuestro realismo más bien, pueda hacernos creer que sólo ha sido un espejismo maravilloso, ha nacido. Eso sí, hoy y siempre hay demasiadas puertas cerradas a su indeclinable voluntad de presencia en este mundo.
La humanidad, en toda su historia, no ha montado jamás el Belén perfecto. Vivimos hoy, por ejemplo, tiempo de desalojos y desahucios (“porque no había sitio para ellos en la posada”). Tiempos de rapacidad o indiferencia frente a los pobres del tercero y del cuarto mundo.
¿Ha nacido el Príncipe dela paz, el hacedor de la Justicia? Por supuesto. Pero nosotros seguimos armando y representado año tras año otro “belén”, la caricatura de su Nacimiento. ¿Se cansará del juego y de la trampa? Sólo el amor y la paciencia le llevarán a no “volverse por donde vino”.
O NO HA NACIDO...
¿Ha nacido en Belén
o no ha nacido?
Los pastores de sueño
se vuelven de vacío.
Los Magos se equivocan
en el camino.
¿Ha nacido en Belén
o no ha nacido?
Quizá buscó portal
en otro sitio,
o prefirió volverse
por donde vino.
¿Ha nacido en Belén
o no ha nacido?
Buscad donde haya un sol
disminuido,
una esperanza muerta
y un dolor vivo.
¿Ha nacido en Belén
o no ha nacido?
Vino, vino Jesús
como convino.
Con amor y con sangre
estaba escrito.
Desde hoy y para siempre
todo es distinto.
(Obra poética., p .455).
Pero este Príncipe de la Paz y de la salvación anunciada no viene de turismo. Y busca colaboradores para empujar el vuelo y ponerle alas a la Justicia.
¿A QUÉ VIENES AL MUNDO?
¿A qué vienes al mundo,
Niño perdido?
Vengo a abrigar temblando
la piel del frío.
¿A qué vienes al mundo,
carne de noche?
Vengo a comerme el hambre
que come al pobre?
¿A qué vienes al mundo
tan de mañana?
Vengo a matar al odio
que al aire mata.
Vuélvete, porque al odio
no hay quien lo mate.
Me abrazaré a la muerte
para matarle.
¿A qué vuelas al mundo
con tanta prisa?
Vuelo a ponerle alas
a la Justicia.
(1980,
Obra poética, p. 451).