Una comunidad de monjes viva continúa el carisma de San Bruno La cartuja de Porta Coeli

La cartuja de Porta Coeli
La cartuja de Porta Coeli

Los cartujos de Porta Coeli vivieron en este monasterio hasta el 1835, que con la desamen la actualidad hay una comunidad de monjes viva que continúa el

La vida cartuja gira alrededor de la oración, el silencio y la soledad, y el trabajo y la Lectio Divina

El 5 de septiembre de 1272, hizo ayer 750 años, el tercer obispo de València, Andreu d’Albalat, fraile dominico y confesor del rey Jaime I, fundó la cartuja de Porta Coeli (Puerta del cielo), con monjes cartujos provenientes de Scala Dei, la primera cartuja fundada en España.

Los cartujos de Porta Coeli vivieron en este monasterio hasta el 1835, que con la desamortización de Mendizábal fueron expulsados de este lugar. Posteriormente, en 1943, la Diputación de València compró el edificio a los particulares que lo tenían y devolvió el monasterio a los cartujos. De esta manera, el 21 de marzo de 1944, los cartujos provenientes de la cartuja de Miraflores, cerca de Burgos, se instalaron en Porta Coeli, reiniciando de nuevo la vida monástica.

Cartuja de Porta Coeli
Cartuja de Porta Coeli

Situada a 30 quilómetros de la ciudad de València, la cartuja de Porta Coeli se encuentra en la comarca valenciana del Camp de Túria, en una zona de una gran belleza, donde los cartujos viven en la alabanza a Dios en la soledad y en el silencio.

Hace falta recordar que el siglo XV fue el gran siglo de esta cartuja y en la actualidad hay una comunidad de monjes viva que continúa el carisma de San Bruno en pleno siglo XXI.

Entre los cartujos más ilustres de Porta Coeli, hemos de recordar a fray Bonifaci Ferrer, que tradujo la Biblia al valenciano o catalán. Por eso los obispos valencianos podrían aprender de este cartujo, amante de la cultura y de la lengua del pueblo, y presentar, de una vez por todas, el Misal Romano en valenciano para que sea aprobado y los cristianos valencianos podamos celebrar nuestra fe en la lengua que fue traducida la Biblia por fray Bonifaci Ferrer.

El aspecto actual de la cartuja, desde el punto de vista arquitectónico, data de finales del siglo XVIII, cuando se construyó un segundo claustro de celdas para los monjes.

El fundador de la orden cartujana fue San Bruno, nacido en Colonia en 1030 y que fue canónigo de la catedral de Reims estudió en esta catedral, donde en 1055 fue nombrado rector de la Escuela Catedralicia.

San Bruno

El obispo Manasés de Gournay, que había obtenido la sede episcopal de forma simoníaca, nombró a Bruno Canciller de la archidiócesis, para alejarlo de la enseñanza. Pero una comisión presidida por Bruno y por el decano del Capítulo, recorrió ante el nuncio del papa Gregorio VII, al obispo simoníaco. En represalia por ello, el obispo Manasés destituyó a Bruno del cargo de Canciller y le fueron confiscados todos sus bienes.

En 1080, destituido el obispo simoníaco, Bruno fue recibido como el mejor candidato al episcopado. Pero Bruno dejó Reims y se fue con dos amigos a Fontseca, cerca del monasterio de Molesmes. Con todo, la vida cenobítica del Cister, con el abad Roberto, no satisfizo la llamada a la soledad que sentía Bruno. Por eso, finalmente, el 24 de junio de 1084, con seis compañeros, Bruno se fue a un bosque de Chartreuse, donde inició la vida eremítica. Llamado a Roma por el papa Urbano II en 1089, Bruno fue nombrado consejero. Pero esta vida no lo llenaba y por eso, después de un tiempo, volvió a la vida eremítica, fundando la cartuja de Santa María de la Torre, donde murió el 6 de octubre de 1101.

De rostro siempre alegre y sencillo en el trato, Bruno, un hombre de corazón profundo, fue un pastor solícito y bueno con los hermanos.

La vida cartuja gira alrededor de la oración, el silencio y la soledad, y el trabajo y la Lectio Divina, donde los monjes, que se alimentan de la Palabra de Dios, viven una vida solitaria (y a la vez solidaria) y eremítica, pero formando una misma comunidad de oración en un mismo monasterio.

A parte de la oración, solos, cada uno en sua ermita, donde cada cartujo come y trabaja, los monjes se reúnen en la iglesia tres veces al día: en la vigilia de la noche, en la misa y en las vísperas.

Cartuja de Porta Coeli

Separados de todos y a la vez en comunión con toda la humanidad por medio de la oración, los cartujos como hombres de Dios, son centinelas de esperanza, mientras oran en el corazón de la noche.

En el País Valenciano se encuentran dos cartujas: una de monjes, en Porta Coeli, la cartuja fundada el 1272, hoy hace 750 años, situada, en la comarca del Camp de Túria y otra en Benifassà, en la comarca del Baix Maestrat, donde les monjas cartujas llegaron en 1967. Además de los monjes de Porta Coeli, en el País Valenciano había también las cartujas de Ara Christi, Vall de Crist, la Anunciata y Via Coeli.

Uno de los priores más conocidos de esta cartuja de Porta Coeli, fue fray Bonifaci Ferrer, hermano de San Vicent. Ya el escritor Jaume Roig, en el siglo XV, en un de los versos de su poema, el Espill, hace referencia a esta cartuja, de la cual dice: “Amb raó es diu del Cel porta” y por eso su nombre de Porta Coeli.

Por su parte, las monjas de Benifassà, en el parque natural de la Tinença de Benifassà, aprovecharon las ruinas de un antiguo monasterio cisterciense para comenzar la vida eremítica, en la única cartuja femenina que hay actualmente en España.

En estos momentos en todo el mundo hay 216 monjes cartujos, en dieciséis cartujas y 60 monjas, en cinco monasterios, uno de ellos, como he dicho antes, en Benifassà, en el Baix Maestrat.

Cartujos de Porta Coeli
Cartujos de Porta Coeli

Como los monjes que viven y oran en Porta Coeli, es así como los cartujos, desde hace nueve siglos, se mantienen fieles a la oración y a la solitud, en el carisma confiado por San Bruno. Y ayer, 5 de septiembre, en el 750 aniversario de la fundación de Porta Coeli, hemos de agradecer a Dios el carisma de San Bruno y la oración de los monjes cartujos, que continúan alabando a Dios en el silencio y la solitud, en este monasterio valenciano.

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