(José Manuel Vidal).- Tiene el don especial de convertir en oro todo lo que toca. Algunos decian que la JMJ de Rio iba a ser su prueba de fuego. Pues la superó con matrícula de honor, como pude comprobar en vivo y en directo. No hay nada que se le resista a Francisco. Es un crack en todos los sentidos. Ante multitudes brasileiras centuplicadas por la repercusión mediática planetaria deja mensajes de calado y gestos que permanecerán para siempre en la retina de este país y de los católicos de todo el mundo.
Como su beso a la Virgen de Aparecida o su pequeño Fiat con la ventanillas bajada. O el paseo por la favela Rocinha o la apoteosis de Copacabana, que pasó de la playa del sexo a la de la fe.
Superada la prueba de Rio, Francisco se convierte en un líder planetario cada vez más querido, escuchado y temido. Los políticos y demás poderes han comprobado su capacidad de movilización de las masas. Saben que es arriesgado tenerlo enfrente.
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