Cientos de miles aguardan desde el mediodía Sotanas y biquinis a la espera del Papa en Copacabana

Cientos de miles de jóvenes esperan desde mediodía de este sábado en Río de Janeiro (por la tarde en España) a lo largo de la playa de Copacabana el comienzo de la Vigilia con el Papa, el primero de los actos finales de la Jornada mundial de la Juventud (JMJ) de 2013.

Se espera que la afluencia aumente hasta llegar a cifras millonarias. El alcalde de Río de Janeiro, Edoardo Paes, en comparecencia de prensa, ha avanzado que esperan que en la Misa de mañana domingo se estima que se llegarán a los dos millones y medio o tres millones de personas, que podrán seguir los actos por las 32 pantallas gigantes instaladas a lo largo de la playa.

En las horas previas a la Vigilia, puede verse a lo largo de la playa es una mezcla de bañistas, que han accedido al mar tras una semana de lluvias y mal tiempo, peregrinos, surferos y policías. Adela, María y mariana, tres chicas de una parroquia madrileña, explicaban: "Nos hemos levantado muy pronto. Hemos oído misa y hemos hecho un rato de oración. Luego hemos tomado el autobús hasta el Forte de Copacabana, tardando un par de horas. Acabamos de llegar y vamos a por los kits de comida. Algunos compañeros están aprovechando para darse un baño". Subrayan que, así como los otros días el transporte público ha sido caótico, hoy había una alta frecuencia de "ómnibus" (autobuses).

En esa mezcla de policías, surferos y peregrinos, se podía ver un obispo francés, con ropa episcopal, desafiando el sol. "Esta es una ocasión de fraternidad, de oración y de fervor". Las mochilas amarillas y las verdes, que identifican a los peregrinos, y que hace unas horas abarrotaban los locales comerciales y de comida próximos a Copacabana, han acabado concluyendo en la playa.

Samuel y Abrahám, dos jóvenes españoles del Camino Neocatecumenal que residen con su familia en Austria, exhiben su bandera nacional en la playa. Forman parte de un grupo de 164, alojados en Angra dos Reis, y han tardado dos horas y media en llegar a Copacabana. "Ya estuvimos en la JMJ de Madrid. Aquí hay mucha alegría también. Y se ve que los brasileños son más abiertos si cabe que los madrileños", explican. Uno de ellos comenta que lo que más le ha llegado del Papa han sido sus palabras de "salid a las calles a evangelizar".

Los peregrinos se han organizado la espera. Por ejemplo, Fernando y Marta, de un grupo de 17 de alumnos salesianos de todos los lugares de España, estaban en un supermercado comprando: mientras los demás están en la playa nos han mandado a conseguirles comida. La mayoría de los peregrinos cuenta con su propio kit de alimentación, repartido por diferentes puntos de la ciudad. Un grupo de brasileños de Manaos informaba: "Lo hemos recogido perfectamente sin problema".

A medida que llegaban, los asistentes a la Vigilia han ido ocupando los lugares más próximos al escenario de la playa (donde desde hace horas se suceden las intervenciones musicales para amenizar la espera) y extendiéndose en dirección al Forte de Copacabana, más allá incluso de donde hay pantallas gigantes. Parte de ellos dormirán en la playa, en función del tiempo. Ian y Anna, polacos de Wroclaw, explican que en su grupo unos se quedarán y otros regresarán al alojamiento. "Hemos venido 3.000 polacos. El ambiente es fantástico". Aunque hace referencia a algo evidente: "La verdad es que, al mejorar el tiempo, la playa no ayuda al recogimiento religioso".

Sor María, una joven religiosa de Sao Paulo, coincidía en esta observación: "La gente ha aceptado de buen grado las dificultades, el mal tiempo. Incluso ha sido bueno que llueva, porque no ha habido demasiado ambiente de playa. Nosotras rezábamos porque no hiciese demasiado bueno". Aprovechando la JMJ, algunos colectivos feministas han convocado una concentración contra la violencia a las mujeres y a favor del aborto. (RD/Ep)

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