Soñar no cuesta dinero.

No quisiera que se me tuviese por un enemigo del nuevo Secretario de Estado, cardenal Bertone. Creo que es una excelente persona. Y fue un buen secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe que regentaba el cardenal Ratzinger. También en Génova, como arzobispo, lo hizo bien. Le tengo por prelado de muy buena doctrina y me perece, además, que es simpático y próximo. Pues todo estupendo. Dijo un par de cosas que me parecieron bobadas y así lo expresé. Y nada más. Protesto, por tanto, de ese afán generalizador, tan propio de los españoles, que, de cualquier cosa hacen un universo. El que dice una bobada no es un bobo permanente. Ese sólo lo es el que las dice a todas horas.

Pues, manifestada mi opinión respecto al cardenal Bertone, quiero tratar hoy algo que se está tejiendo en torno a su persona que, a lo que creo, no tiene el menor fundamento. Los católicos progresistas, que, tras el disgusto de ayer, reciben otro hoy y aún les espera el de mañana, en vez de tirar la toalla, se empeñan en imaginarse lo que no existe. Lo hicieron, ya me he referido a ello en otras ocasiones, con las "sorpresas" de Benedicto XVI. Todas muy sorprendentes. Tan sorprendentes que hasta sorprende que no haya ninguna. Benedicto XVI es el mismo cardenal Ratzinger aunque ahora con otras funciones.

Agotado el filón de esas "sorpresas" al comprobar que no tiene la menor mena, han acudido ahora al cardenal Bertone. Las "sorpresas" nos las va a dar él. Pues ya pueden esperar sentados porque de pie se van a cansar.

Leo hoy, por casualidad, pues hace tiempo que no sigo ese periódico, un editorial de ABC tan voluntarista como utópico. La Curia se va a renovar y va a ser más agil. Y el artífice de ello va a ser Bertone. El Papa, por supuesto, pero por mano del Secretario de Estado. Ni que decir tiene que, aunque no se exprese, subyace la idea de que la anterior Curia era un desastre.

Esta va a ser más dinámica, renovadora, eficaz, joven, abierta, ecuménica, participativa y lo que ustedes quieran. Todas esas palabras, y alguna más, están en el mencionado editorial.

Primera gran estupidez: la renovación. La Curia vaticana se ha renovado siempre, generalmente por la edad de sus dignatarios. Cumplen años y tienen que irse. Y eso ocurrió con todos los Papas. Que a veces nombran como sustitutos a prelados jóvenes y otras a mayores. No hay en ello ninguna novedad. Pero, aquí, se da, además, un caso curioso. Para sustituir al anciano cardenal Sodano, que el próximo 23 de noviembre cumplirá 79 años, el Papa nombró a un jovencísimo cardenal que el próximo 2 de diciembre cumplirá 72. Nada de "una nueva generación de servidores de la fe católica". La misma generación. Y muy próxima en edad.

El otro gran puesto curial cubierto por Benedicto XVI, al dejarlo él vacante por su promoción a la Silla Apostólica, lo fue en el cardenal Levada, prelado de acreditada ortodoxia. Y otro jovencito que sólo cuenta con 70 años.

La poda en Pontificios Consejos, de los que ha suprimido dos, en oportunísima medida, supuso la defenestración de dos personajes de confesa y convicta militancia progresista. Uno enviado a su casa y otro a una oscura representación diplomática.

Monseñor Lajolo, importante cargo en la Secretaría de Estado, ha sido promocionado a un distinguido puesto curial que le va a suponer el próximo cardenalato.

Queda, por último, otra importante Congregación, la anterior Propaganda Fide. En esa sí que se ha producido una importante renovación juvenil. Al cardenal Sepe, un anciano de 63 años, le sucedió un joven, Ivan Dias, que sólo tiene 70.

Yo no sé cuales serán las próximas "sorpresas" de Benedicto XVI. Pero, las que ha dado hasta el momento, son muy poco sorprendentes. Que dejen de contarnos milongas. Y si quieren seguir soñando, que sueñen. Ese es su problema. Pero que sepan que sólo van a engañar al necio que no sabe nada. Como digo, eso no cuesta dinero. Pero tampoco lleva a ningún sitio. Solamente se engañan ellos mismos.
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