El nuevo obispo de Mondoñedo-Ferrol llegó a su diócesis con un grave problema del que su antecesor Gea no había querido enterarse. Aunque muchos lo conocían. Por fin el tema estalló y un conocido sacerdote dejó su estado.
No quiero volver sobre aquello. La decisión final, la tomara quien la tomara, era la que se imponía y no sé, ni me importa, si el sacedote se ha secularizado canónicamente o si se ha casado civilmente o por la Iglesia. Es problema suyo y no mío.
Esa persona tiene que ganarse la vida, que es dura, y hace lo que quiere o puede. Tampoco tengo nada que objetar a ello. Entre otras cosas escribe artículos en la prensa local con los que en absoluto estoy de acuerdo y que me parecen antieclesiales. No se los he criticado ni se los critico. Ya no ejerce como sacerdote y es muy libre para opinar lo que quiera. No compromete a la Iglesia.
Ahora nos enteramos que va a dirigir unos cursos patrocinados por la UIMP y la Universidad Compostelana sobre cuestiones religiosas. Tampoco tengo mucho que objetar. Son dos instituciones ajenas a la Iglesia y no cabe esperar nada bueno de ellas. Eclesialmente hablando.
Pero hay algo que compromete al obispo. Y eso ya sí lo siento. Porque es mi Iglesia. Y es que desde la página de programación radiofónica diocesana se haga propaganda de esos cursos.
El obispo seguro que no se enteró. Pero es responsabilidad suya esa página y la persona que coloca al frente de ella. Que evidentemente no es la idónea. Con eso no hace Iglesia. La deshace. Pues a ver si espabila el señor obispo de Mondoñedo-Ferrol.