Jesucristo, portador de vida que vence a la muerte (6.3.14)
1.Según el cuarto evangelista, Jesús ha venido “para que todos tengan vida en plenitud”.
En las bodas de Caná trae alegría para una pareja de recién casados en apuros; luego hace que camine un paralítico, sacia el hambre del pueblo con la multiplicación de los panes, y cura los ojos de uno que había nacido ciego. Por fin Jesús se enfrenta con la muerte sorda y muda de su amigo Lázaro.
2. Jesús queda impactado también por ese aguijón de la muerte: “viendo llorar a las hermanas del difunto Lázaro y quienes las acompañaban,Jesús “se conmovió interiormente y se echó a llorar”. Otra vez aquí la relación de amistad y de carño que caracterizaron la conducta de Jesús donde se manifiesta la condición de Dios. Con su forma de vivir y de actuar quiso manifestar la cercanía benevolente de Dios que nos ama y no puede abandonarnos en la muerte.
3. El camino para vencerr a la muerte es creer en Jesús: “el que cree en mí vivirá”. Y creer en Jesús significa abrirse totalmente a su persona y tratar de re-crear su espíritu o esilo de vida en nuestra conducta. “Para que crean” es el objetivo de este evangelio. Para que crean primero los discípulos que van con Jesús, después las hermanas de Lázaro, la gente que las acompañaban en el duelo y todos nosotros que tanto sufrimos ante la muerte de nuestros amigos y familiares. No hay argumentos apodícticos racionales que garanticen una vida después de la muerte, aunque la razón tampoco puede afirmar lo contrario. Pero le ternura y la benevolencia de Dios, dueño de la vida, que se manifestaron en la conducta de Jesús, inspira en nosotros la firme confianza en que, ocurra lo que ocurra, nuestro futuro ya es de gracia, descansa en la misericordia de Dios.
En las bodas de Caná trae alegría para una pareja de recién casados en apuros; luego hace que camine un paralítico, sacia el hambre del pueblo con la multiplicación de los panes, y cura los ojos de uno que había nacido ciego. Por fin Jesús se enfrenta con la muerte sorda y muda de su amigo Lázaro.
2. Jesús queda impactado también por ese aguijón de la muerte: “viendo llorar a las hermanas del difunto Lázaro y quienes las acompañaban,Jesús “se conmovió interiormente y se echó a llorar”. Otra vez aquí la relación de amistad y de carño que caracterizaron la conducta de Jesús donde se manifiesta la condición de Dios. Con su forma de vivir y de actuar quiso manifestar la cercanía benevolente de Dios que nos ama y no puede abandonarnos en la muerte.
3. El camino para vencerr a la muerte es creer en Jesús: “el que cree en mí vivirá”. Y creer en Jesús significa abrirse totalmente a su persona y tratar de re-crear su espíritu o esilo de vida en nuestra conducta. “Para que crean” es el objetivo de este evangelio. Para que crean primero los discípulos que van con Jesús, después las hermanas de Lázaro, la gente que las acompañaban en el duelo y todos nosotros que tanto sufrimos ante la muerte de nuestros amigos y familiares. No hay argumentos apodícticos racionales que garanticen una vida después de la muerte, aunque la razón tampoco puede afirmar lo contrario. Pero le ternura y la benevolencia de Dios, dueño de la vida, que se manifestaron en la conducta de Jesús, inspira en nosotros la firme confianza en que, ocurra lo que ocurra, nuestro futuro ya es de gracia, descansa en la misericordia de Dios.