Luz que cura nuestra ceguera (30.3.14)

”He venido a este mundo para que los que no ven vean, y los que ven se queden ciegos”

1. El portugués José Saramago, premio nobel de literatura escribió una breve y significativa novela titulada: “Ensayo sobre la ceguera”. Quiere describir la situación de nuestra sociedad donde las personas, sin tener lesión física en los ojos, se quedan en la superficialidad y son incapaces de ver la realidad profunda de lo que sucede. La racionalidad instrumental u obsesión por lo útil y rentable nos va instalando en la cáscara y entreteniendo en el consumo inmediato.

2. El ciego de nacimiento, que en aquella sociedad judía no era reconocido como sujeto capaz de pensar y actuar por su cuenta, al encontrarse y dejarse curar por Jesús, declara: “soy yo mismo”. Cuaresma es tiempo adecuado para que los cristianos renovamos nuestro bautismo, el encuentro con Jesucristo, nos dejemos curar por él para no quedarnos en esa superficialidad, alienados por las propagandas que nos golpean y atolondran. Para ser nosotros mismos.

3. Y un detalle en el evangelio. Hay unos que se creen los únicos conocedores de la realidad y estar en posesión de la verdad; los únicos que ven. Como dueños y señores de la situación procuran que los otros no vean para no perder sus puestos de privilegio en la sociedad. Jesucristo denuncia su falsa prepotencia: “he venido a este mundo para que los que ven se queden ciegos”. Y afirma claramente que su misión despertar a las personas para que salgan de la superficialidad, descubran la capacidad de pensar por su cuenta y de actuar responsablemente. Una buena catequesis para nosotros en esta sociedad donde la propaganda nos entontece, y los falsos absolutos de las apariencias y del placer inmediato cierran el camino de la verdadera felicidad.
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