"YO SOY el buen pastor"(135.14)
El evangelio de Juan sale a finales del siglo I, cuando la Iglesia naciente sufre la persecución de los fariseos, líderes fanáticos del judaísmo, y cuando, dentro de la misma Iglesia, una corriente gnóstica negaba el realismo de la encarnación. Por eso el cuarto evangelista destaca insistentemente que Jesús de Nazaret en su conducta histórica es Dios-con-nosotros.
1. Yo soy el que soy es la presentación bíblica original de Dios. Al afirmar “yo soy” se pone de relieve que está aquí, realmente presente y dispuesto a ayudar. “El que soy” haría referencia a la razón de estar aquí y ayudar que habría que buscarla en su libertad soberana; presente y dispuesto a ayudar sin que nadie le obligue a ello, sencillamente porque quiere hacerlo.”Yo soy el que soy” se puede traducir también “yo soy el que seré”: quién es Yahvé y qué sentido tiene su nombre lo irán desvelando paso a paso sus palabras y acciones a lo largo de la historia (F.Fernández Ramos). Y esta revelación tiene lugar en la conducta histórica de Jesús cuyo alimento es hacer la voluntad del Padre y realizar sus obras.
2. El cuarto evangelista presenta esa verdad con distintas imágenes : Yo soy el buen pastor, la puerta, el camino. Es lo que no digerían las autoridades religiosas del judaísmo que acabaron eliminando a Jesús “porque tu siendo hombre, te haces Dios”. Y sin embargo ahí radica la gozosa novedad de la fe cristiana: Dios con nosotros y humanidad realizada en su apertura total a Dios en quien existimos, nos movemos y actuamos.
3. ¿Dónde estaba la diferencia entre los líderes religiosos judíos de aquel tiempo, y la conducta de Jesús? Aquellas autoridades religiosas se preocupaban no de que todos tuvieran vida digna sino de asegurar bien su poder sobre el pueblo y gozar de una situación social privilegiada. No entraban por la puerta del redil para dar de comer a las ovejas, sino que más bien entraban furtivamente como ladrones para robarlas y aprovecharse de ellas. Habían prostituido la legislación y las prácticas religiosas. Jesús en cambio, convencido de que ha venido para que todos tengan vida en abundancia, tiene como preocupación prioritaria que todos tengan vida; por eso se pone al lado de los más débiles e indefensos siempre curando heridas. La práctica religiosa que no tenga como prioritario este objetivo nada tiene que ver con la religión cristiana. Con el culto “en espíritu y en verdad”
1. Yo soy el que soy es la presentación bíblica original de Dios. Al afirmar “yo soy” se pone de relieve que está aquí, realmente presente y dispuesto a ayudar. “El que soy” haría referencia a la razón de estar aquí y ayudar que habría que buscarla en su libertad soberana; presente y dispuesto a ayudar sin que nadie le obligue a ello, sencillamente porque quiere hacerlo.”Yo soy el que soy” se puede traducir también “yo soy el que seré”: quién es Yahvé y qué sentido tiene su nombre lo irán desvelando paso a paso sus palabras y acciones a lo largo de la historia (F.Fernández Ramos). Y esta revelación tiene lugar en la conducta histórica de Jesús cuyo alimento es hacer la voluntad del Padre y realizar sus obras.
2. El cuarto evangelista presenta esa verdad con distintas imágenes : Yo soy el buen pastor, la puerta, el camino. Es lo que no digerían las autoridades religiosas del judaísmo que acabaron eliminando a Jesús “porque tu siendo hombre, te haces Dios”. Y sin embargo ahí radica la gozosa novedad de la fe cristiana: Dios con nosotros y humanidad realizada en su apertura total a Dios en quien existimos, nos movemos y actuamos.
3. ¿Dónde estaba la diferencia entre los líderes religiosos judíos de aquel tiempo, y la conducta de Jesús? Aquellas autoridades religiosas se preocupaban no de que todos tuvieran vida digna sino de asegurar bien su poder sobre el pueblo y gozar de una situación social privilegiada. No entraban por la puerta del redil para dar de comer a las ovejas, sino que más bien entraban furtivamente como ladrones para robarlas y aprovecharse de ellas. Habían prostituido la legislación y las prácticas religiosas. Jesús en cambio, convencido de que ha venido para que todos tengan vida en abundancia, tiene como preocupación prioritaria que todos tengan vida; por eso se pone al lado de los más débiles e indefensos siempre curando heridas. La práctica religiosa que no tenga como prioritario este objetivo nada tiene que ver con la religión cristiana. Con el culto “en espíritu y en verdad”