”Mira a tu rey que viene a ti, humilde y montado en un borriquillo”.
1. En el corazón de cada persona y en la historia de los pueblos puja siempre un deseo de felicidad completa. Por eso una y otra vez emergen mesianismo políticos, económicos o religiosos que prometen esa felicidad completa mediante el poder que se impone por la fuerza.
2. El mesianismo de Jesucristo no es de poder que se impone por la fuerza sino de amor que abre camino de salvación para todos. Jesús es aclamado rey mesías por el pueblo mientras entra en Jerusalén, no sobre un caballo que montaban los antiguos emperadores ni en un carruaje de los guerreros que llegan triunfantes de la batalla. Entra en un borriquillo signo de la sencillez y de la mansedumbre.
3. En cambio, Jesús no es aclamado por las autoridades religiosas y políticas judías de aquel tiempo. Arrogantes y obsesionadas por mantener el poder, condenaron el mesianismo del servicio a los demás por amor. Un mesianismo presentado en su novedad inaudita con el relato de la pasión y la muerte de cruz. En el domingo de ramos celebramos esa síntesis de alegría y dolor, de amor y de rechazo, de vivas y silencio, que son la trama de nuestra existencia humana, vivida por Jesús de Nazaret en su propia carne. ¿Quieres emprender el camino de una vida nueva entrando con Jesús en Jerusalén y siguiéndole hasta el calvario donde se verifica que el amor es más fuerte que la muerte?