DE PUERTAS ABIERTAS






01. SITUACIÓN DE UNA COMUNIDAD APAGADA, “MUERTA”, SIN ALMA.
En esta fiesta de Pentecostés nos hace bien el Evangelio que acabamos de escuchar, porque es una situación que se está dando en muchas de nuestras iglesias locales.

AL ATARDECER
Es la mañana de Pascua, amanece la luz y la vida, pero aquella comunidad cristiana de discípulos está al ATARDECER, DE NOCHE EN TINIEBLAS, ENCERRADOS, CON LAS PUERTAS ATRANCADAS, TRISTES Y CON MIEDO

Estaban reunidos, NO UNIDOS no en comunión, estaban simplemente apelmazados, sin más
Con las PUERTAS BIEN CERRADAS para que no entre nada ni nadie y para que tampoco se escape nadie.
Con MIEDO, asustados por lo que pueda pasar.


¿No se dan estos aspectos en algunas de nuestras diócesis: vivimos ENCERRADOS: aquí no se toca ni se mueve nadie, sin libertad (parresía) de pensamiento, ni audacia litúrgica, ni iniciativas pastorales en el mundo universitario, en el ecumenismo, etc. Somos unas iglesias enquistadas y cerradas a cal y canto.




LOS DISCÍPULOS ESTABAN REUNIDOS, pero el texto no dice que estuvieran unidos. Reuniones hay centenares, pero unión, no, y comunión menos. En nuestras diócesis la comunión se confunde con la “disciplina de partido”, pero la comunión puede ser, debe ser amplia, libre, diversa, plural, audaz.



LAS PUERTAS BIEN CERRADAS. Aquellos primeros cristianos tenían miedo al mundo judío. Nosotros tenemos miedo a todo lo que se mueve fuera del control eclesiástico: miedo a la medicina y sus posibilidades respecto de la vida, miedo a las ideologías, al marxismo, a la bondad con los divorciados (un bue grupo de cardenales y obispos viven enfrentados al papa Francisco).
Con MIEDO. Los sistemas cerrados, un tanto fanatizados infunden miedo en sus miembros: tanto en los laicos como en sus ministerios. Miedos profundos en las conciencias como en las cuestiones sociológicas: a mí que no me quiten el puesto, el cargo, etc. Yo trago carros y carretas pero que me dejen donde estoy. Todos sabemos que el miedo bloquea toda iniciativa.

¿No será debido a este atardecer eclesiástico, a vivir con las puertas cerradas y a este miedo, que tantas personas no estén ya en la Iglesia?






02. JESÚS SE HIZO PRESENTE EN MEDIO DE AQUELLA COMUNIDAD.
Cuando Cristo está presente en una persona en una comunidad eclesial: parroquia, diócesis, congregación, etc., confiere tres grandes valores:
Paz: la paz esté con vosotros
Alegría: se llenaron de alegría al ver al Señor.
Espíritu: recibid aliento vital, Espíritu, ánimo.

Es bueno y liberador (salvífico) vivir en paz, en la paz de Dios, con serenidad y alegría y con ganas de vivir, aliento vital (Espíritu), a vivir en un sistema religioso cerrado.
Es hermosa una comunidad, una diócesis alegre, creativa, viva, audaz
El contenido de Pentecostés es: sed libres, vivid en paz, cread paz, tened ánimo y ganas de vivir.

03- JESÚS SOPLÓ (INSUFLÓ) SOBRE AQUELLA COMUNIDAD Y LES DIJO: RECIBID ESPÍRITU SANTO.
Son las mismas palabras del Génesis, cuando Dios insufla su aliento vital (nefesh- espíritu vital) sobre el barro y es cuando el hombre llega a ser viviente. (Gn 2,7).

La Iglesia, sobre todo muchos obispos, hablan del Espíritu, cuando en realidad creen y actúan desde el poder y desde el dinero.
Pero se es viviente, desde el aliento de JesuCristo, desde Dios.
Vivir en paz de Dios no es “mantener el orden público”. Esa actitud paramilitar corresponde, por desgracia, a otras situaciones sociopolíticas, pero no al evangelio ni a la Iglesia. No es lo mismo paz que orden público.

El espíritu de Jesús es bueno, es santo. El Espíritu de Dios y de Jesús es paz, alegría, bondad, perdón, libertad y audacia. Y todo eso es bueno y realiza bien la vida.





04. EL ESPÍRITU SANTO NO ES EL “TÍO DE AMÉRICA”.
El Espíritu no es un señor que siempre “está fuera”, siempre está para llegar, pero nunca lo hace.

El Espíritu del Señor estará en la iglesia, en los pueblos y en las personas en tanto en cuanto esté en nosotros. Si la bondad, la honradez, la libertad, el tono de conciliación están en nosotros habrá llegado el espíritu y será Pentecostés en nosotros, en nuestro pueblo, en las comunidades, en la Iglesia. Cuando Dios trabaja, quien suda es el hombre.

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RECIBID ESPÍRITU SANTO

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