SEMBRAR: TAREA NOBLE
01. SALIÓ EL SEMBRADOR.
Salió. Para sembrar en los campos, en la tierra, hay que salir de casa. No se trata solamente de una salida física, sino más bien se trata de un Éxodo, de una salida de nuestros propios enquistamientos, quizás de las propias cerrazones, de nuestros propios esquemas.
La Iglesia que hemos conocido, vivido desde 1978 (muerte de Pablo VI) hasta el papa Francisco ha sido una iglesia encerrada en sí misma y su camino era hacia atrás y hacia dentro de sí misma.
Esta actitud perdura en muchos obispos y grupos. Llama la atención como, día a día, va ganando terreno y se va recuperando lo sacral en liturgia, en moral, en teología. Trento tiene más vigencia que el Vaticano II. Las concesiones al mundo cercano a Lefebvre es muestra también de la cerrazón y de la no salida…
Hay que salir de nuestros cuarteles de invierno a las periferias de los pobres, de los más relegados, a las periferias culturales, etc.
02. SEMBRAR.
Sembrar es una tarea noble en la vida: sembrar trigo, trabajo, cultura, educación, sembrar ética, valores, etc.
Al mismo tiempo que noble, sembrar es una tarea de gran responsabilidad. Padres, maestros, escuelas, universidades, políticos, medios de comunicación, la Iglesia, etc., todos tenemos la noble y hermosa tarea de sembrar.
Recogeremos lo que hemos sembrado.
Estamos en sanfermines; muchos pueblos celebran sus fiestas en verano. Es muy honrada la postura de luchar contra las agresiones sexuales. Hay que luchar “contra”, pero el problema no se soluciona, al menos no se soluciona únicamente con medidas policiales, que serán necesarias. Pero en una sociedad tan erotizada, en la que se siembra turismo sexual, pornografía, en un hedonismo y nihilismo tan agresivos, es muy difícil después evitar ciertas conclusiones.
Lo mismo cabe decir de la violencia de género. No se va a solucionar con juicios y cárceles.
Hace falta sembrar criterios, respeto, comprensión de una sexualidad y afectividad humana, no meramente zoológica.
03. TIERRA, SEMILLA, LLUVIA Y ACEQUIAS.
TIERRA / BARRO
La tierra, el barro son siempre buenos. Es la materia con la que Dios creó al ser humano. Nuestro barro será más o menos rico (carisma – cualidades), pero es apto para acoger el aliento vital, la Palabra.
Toda cultura humana es apta para acoger una Palabra (revelación de Dios).
Estimemos y apreciemos lo corpóreo y material de nuestro ser personas y respetemos, cultivemos nuestra existencia.
SEMILLA
La semilla es la Palabra. Toda semilla buena está llena de vida, humilde, sencilla, pero llena de vida
Sembremos trigo bueno, semilla de vida.
¡Qué duda cabe que los padres transmiten una semilla, siembran en sus hijos! Un buen maestro, unos planes de educación sensatos, unos medios de comunicación dignos pueden transmitir una semilla de vida
La Palabra es eficaz. Pero no caigamos en la frivolidad y estupidez de la charlatanería de moda, en la globalización de la superficialidad.
LLUVIAS Y ACEQUIAS
La lluvia y la nieve (Isaías) fecundan la tierra y vuelven al cielo llenas de fruto.
Las acequias de Dios (salmo) bajan llenas de agua.
La tierra, la siembra hemos de cultivarla, regarla. Hemos de cuidar la vida, empaparla de vitalidad.
Cultivar la existencia es un canto a la esperanza. Todo el que siembra, espera la cosecha.
Sembrar es esperar que el trigo crezca, que nosotros aprendamos a esperar la vida.
Hay un salmo (125,5) que puede servirnos para recoger estas cosas de semillas, siembras y cosechas:
Los que siembran entre lágrimas, cosechan entre cantares.
Sembrar, cultivar, regar puede ser, es, trabajoso, pero es anuncio de cosecha y de vida.