"Hacerlo todo en la bendición de Dios" ¡La bendición de Dios es la bendición!
"El camino de Dios, en el que vivimos nuestro peregrinar en confianza, nos invita a vivir con desprendimiento de nosotros mismos para confiar en Aquel que nos guía y socorre providencialmente"
"¿Qué hay detrás de una prueba de generosidad, renunciando a nosotros mismos? En Dios siempre este camino de renuncia y sacrificio hace asomar una gran bendición"
"Caminar en la bendición de Dios significa no tener miedo ni acobardarnos"
"Caminar en la bendición de Dios significa no tener miedo ni acobardarnos"
| Fray Alfredo Quintero Campoy OdeM
En este segundo domingo de cuaresma la liturgia de la palabra nos invita a mirar desde la fe todo el universo de vida en el que Dios se comunica.
Somos portadores de una bendición de Dios, que se alimenta en un caminar confiado de que Dios está a nuestro lado y a nuestro favor.
Así lo recuerda Pablo en la segunda lectura de la carta a los Romanos: si Dios está a nuestro favor, ¿quién estará contra nosotros?
El camino de Dios, en el que vivimos nuestro peregrinar en confianza, nos invita a vivir con desprendimiento de nosotros mismos para confiar en Aquel que nos guía y socorre providencialmente.
Detrás del sacrificio y la renuncia a nosotros mismos para favorecer la obra que la voluntad de Dios nos manifiesta, se asoma siempre una gran bendición.
Abraham, el hombre paciente en la fe, es probado en lo que más ama y había esperado, un hijo de sus entrañas, portador de la promesa, se ve exigido a ofrecerlo al Dios mismo que se lo había prometido y concedido, dirá Job: Dios me lo dio, Dios me lo quito. La mejor actitud de desprendimiento y confianza de un discípulo de Dios.
¿Qué hay detrás de una prueba de generosidad, renunciando a nosotros mismos? En Dios siempre este camino de renuncia y sacrificio hace asomar una gran bendición.
Elías y Moisés que aparecen hablando con Jesús, según el relato del evangelio de Marcos, son testigos de la obra de Dios que ahora contemplan y dialogan con el Hijo de Dios. Ellos han sufrido en sus tareas confiadas como líderes proféticos del pueblo de Dios, pero más allá del sufrimiento, experimentan como testigos la contemplación de Dios en su Hijo Jesucristo,realizador de todas las promesas.
Caminar en la bendición de Dios significa no tener miedo ni acobardarnos. Por lo que es necesario contemplar al portador de la bendición de Dios, que es Jesucristo.
A pesar de que el Hijo del hombre sea probado por sus adversarios, los fariseos y escribas, sin embargo, en sus palabras y acciones se revela la bendición de Dios.
De ahí que el sufrimiento propio de la renuncia, de la lucha y la adversidad, hay que saber ver, en ello, la bendición de Dios que se asoma.
En la transfiguración de Jesús en el monte podemos contemplar ese universo histórico y revelador de Dios, primero que lo llena de luz, hablando con dos testigos con autoridad , como son Elías y Moisés , y por el otro lado, a Dios Padre que testimonia quien es Jesús. En esa claridad, los discípulos pueden caminar confiados en la conducción de Jesús, Maestro y Pastor.
Dios decide en la bendición, en cuanto que Dios es origen, fuente y fin de la bendición. El la comunica y la hace descender, nosotros somos llamados a cuidarla, conservarla y que sea fecunda.
En Jesús está toda bendición; Abraham por su parte, la cuida, conserva y transmite.
Es importante afrontar la prueba para poder manifestar la fidelidad a la obra y voluntad de Dios.
El espíritu de Dios, que es vida y gracia , nos permite ver dónde está Dios y donde se ausenta.
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