José Luis Caravias (PPC) De Abrahán a Jesús
(Antonio Aradillas).- El camino de Abrahán a Jesús fue y es recorrido por judíos y cristianos, por elemental exigencia de las creencias de uno y otro pueblo, hacia la meta del conocimiento de Dios y garantía de fidelidad a su mensaje religioso y, a veces, también político.
El título del libro y su subtítulo -"La experiencia progresiva de Dios en los personajes bíblicos"-, sugiere con claridad el fin, así como los medios o procedimientos para su consecución, que coinciden exactamente con los nombres y comportamientos de los personajes bíblicos principales que hemos de encontrar, y nos han acompañar, en el viaje -travesía, como otros tantos signos -sacramentos- y señales de seguridad y de acierto.
Haber dedicado toda la vida al campesinado en Paraguay, en el Chaco argentino, en los Andes ecuatorianos y en los suburbios de Asunción, faculta cumplidamente al padre jesuita José Luis Caravias, autor del libro, a afrontar tema de tanta transcendencia y actualidad religiosa. No son solamente los estudios, bíblicos en este caso, sino, sobre todo, las vivencias, lo que confiere autoridad para su autoría, al igual que acontece con su anterior -"Vivir como hermanos"-, publicado en la misma editorial, -PPC- en su colección "Pastoral Aplicada".
Con tan fiables intenciones, las primeras palabras de su Introducción adoctrinan que "la esencia del ser humano es permanecer siempre en actitud de búsqueda: crecer sin fin en el conocimiento y en el amor y así llegaremos a la plenitud de nuestra humanidad en la medida en la que dejemos a Dios, que de una manera libre y amistosa, nos ayude a crecer", es decir, a alcanzar la meta, tanto personal como colectivamente. Cada uno de los términos seleccionados por el autor para descubrirnos su propósito adoctrinador, es referencia de teología, de ascética y mística, de Sagrada Escritura, de pastoral y de sapiencia, y hasta de sentido común, basado en la realidad de la vida. "Lo divino de Dios está en su "ser para los demás", y lo humano de los hombres está en su "ser referido a Dios"...
Con el convencimiento de que "la Biblia es un libro de fe, por lo que su finalidad no es enseñarnos algo concreto definitivo sobre ciencias naturales, o geografía: ni siquiera sobre historia, sino que su finalidad es revelarnos quién es Dios y quienes somos los seres humanos, así como que Dios educa a su pueblo a través de los acontecimientos", el índice del libro señala a la perfección que "conocer a Dios no es algo intelectual, sino vivencial".
He aquí algunos ejemplos entresacados de las cinco etapas que están diseñadas en el libro: Abrahán y Sara: o el Dios capaz de cumplir sus promesas; Moisés: el Dios liberador de los oprimidos; Débora: la mujer que se sintió madre de su pueblo; David: un gobernante que se humilla ante Dios ; Oseas: el Dios fiel y misericordioso; Ezequiel: Dios ágil y libre; El Cantar de los Cantares: el Dios de los enamorados; Judit: belleza y valentía de la mujer creyente; Job: Job protesta contra Dios; El Eclesiastés: el Dios de los pesimistas. María: camino hacia Jesús; Jesús: revelación del Padre, imagen del amor divino, amor absoluto y alegría de un Dios que sabe perdonar...
"Padre, nuestro y celestial"... Sí, "padre" del pueblo -"papá" o "`papaíto". "Nuestro", no solo de algunos. "Celestial", que no quiere decir que "está lejos", sino que se trata de un piropo que destaca que Dios, en Jesús, es hermoso y simpático".
Esta es la definición de Dios, que incita a los potenciales lectores de las 230 páginas, pastorales y redentoras, del libro del libro, a la reflexión y a la alegría salvadora y desclericalizada.
Para saber más, pincha aquí: