"Ignorantes en Iglesia hay muchos. Y muchas" Antonio Aradillas: "Suspenso" en Iglesia
La editorial "Ciudad Nueva" acaba de publicar "La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia"(Reflexiones sobre el Documento de la Comisión Teológica Internacional), a cargo de Piero Corga y Roberto Repoles, con prólogo para la edición española firmado por el cardenal Carlos Osoro
Un libro de rico, plural y actualizado contenido de 228 páginas de texto
Animo a todos –curas, frailes, obispos, laicos y laicas, a leer este libro y a aprender a ser y actuar al menos con el título de 'aprobados' en sinodalidad
Animo a todos –curas, frailes, obispos, laicos y laicas, a leer este libro y a aprender a ser y actuar al menos con el título de 'aprobados' en sinodalidad
“Suspensos” –ignorantes- en Iglesia hay muchos. Y muchas. Y más aún entre quienes “creen sabérselas todas” o casi todas. Con inclusión, por supuesto, de los mismos eclesiásticos, cuya vocación-profesión debiera haberles exigido ya disponer de grados, que fueran precisamente el de “suspenso”, sino el “aprobado”, el “notable”, o el “sobresaliente” “cum laude”, en cualquiera de las asignaturas o “materias” que componen e integran el programa de la formación-información religiosa del que se examinan. De este y de su testimonio escrito y “orlado”, perpetuará posteriormente el recuerdo en los despachos parroquiales y más en los episcopales.
Los “grados” eclesiásticos no debieran ser impartidos solo por profesores, por muy alto que sea el sobrenombre de los centros universitarios en los que ejerzan el ministerio de la docencia. Serían el “sensus fidelium”, la experiencia, el contacto con el pueblo, el compromiso, la relación y vivencia con lo “religioso” en la pluralidad de manifestaciones … lo que hace doctores, y hasta “maestros”, en teología, en pastoral yen el resto de las Ciencias Sagradas.
Esta leve reflexión viene a cuento de que la Carrera Eclesiástica no termina jamás, por altos y muchos que sean los grados que en ella se adquirieron. Está –estará- en actividad permanente y con conciencia de que siempre se nos estará examinando. Ejemplo viviente es cuanto se relaciona con la Iglesia-Iglesia, que la que ahora, post conciliarmente, y más de la mano del papa Francisco se nos predica y presenta.
Atenta siempre, y aún adelantándose, a este sagrado menester docente, la editorial “Ciudad Nueva” –CN-, acaba de publicar un libro con el título de "La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Reflexiones sobre el Documento de la Comisión Teológica Internacional", a cargo de Piero Corga y Roberto Repoles, con prólogo para la edición española firmado por el cardenal Carlos Osoro.
Subrayo a continuación el último párrafo de este, síntesis a la vez, del rico, plural y actualizado contenido del libro de “CN”, con sus 228 páginas de texto:
“Toda la Iglesia, y todos en la Iglesia, somos sujetos de sinodalidad y, por tanto, todos estamos llamados a convertirnos en hombres y mujeres, desde todas las vocaciones y lugares donde la servimos, transidos de sinodalidad como modo no solo de entender la reciprocidad entre nosotros, sino de escuchar y actuar una llamada que el Espíritu Santo nos urge siempre, pero en este tiempo de modo especial, porque de él depende nuestro ser y nuestro deber ser Iglesia, a la vez que comunión sin fisuras y misión intrépida y entregada a todos los hombres de hoy”.
Animo a todos –curas, frailes, obispos, laicos y laicas, a leer este libro y a aprender a ser y actuar al menos con el título de “aprobados” en sinodalidad.
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