Ellacuría: Utopía, profetismo y esperanza Antonio Aradillas: "¿Cuándo harán santos, con solemnidad multitudinaria, a los jesuitas de la UCA?"
La editorial Siglo veintiuno ha publicado un libro sobre el pensamiento de Ellacuría en el 30 aniversario de su asesinato en El Salvador
El grupo de teólogos reivindicó que "los pobres son “el lugar teológico” por excelencia en la Iglesia"
"Hay santos teólogos que tuvieron y siguen teniendo lugares de privilegio en la historia de la Iglesia, pero que necesitarían ser jubiladas sus doctrinas en no pocas de las parcelas en las que se les siguen presentando con la inviolable condición de “maestros”"
"Hay santos teólogos que tuvieron y siguen teniendo lugares de privilegio en la historia de la Iglesia, pero que necesitarían ser jubiladas sus doctrinas en no pocas de las parcelas en las que se les siguen presentando con la inviolable condición de “maestros”"
Inexplicable y misterioso resulta el dato de que en los calendarios y epactas litúrgicas, no haya señal alguna de los nombres de Ignacio Ellacuría y de “sus compañeros mártires”, como otras tantas referencias explícitas a las “vidas y milagros” de cada uno de ellos. Pese a la canonización que de todos ellos efectuó y sigue efectuando el pueblo, hace ya una treintena de años, la Iglesia “oficial” dejó de lado sus posibles procesos “canónicos”, con silencios mediáticos más que sospechosos y extraños.
La pregunta sorprende a propios y a extraños, y se formula de la siguiente manera: “¿Cómo es posible que con tantos santos –a veces “¡súbito y ya¡”-, “elevados al honor de los altares”, y con solemnidad multitudinaria, en los últimos años, aún no existan indicios de que llegue el día en que sean proclamados públicamente santos, ejemplos de vida y mediadores ante Dios, el grupo de jesuitas de San Salvador, de la Universidad Católica-UCA?
Consuela pensar “franciscanamente”, que en días ya cercanos, el cielo le abra de par en par a la madre tierra, también las puertas y ventanas “canónicas” y su “Santoral” se enriquezca, con milagros o sin ellos, con los nombres y apellidos de este grupo de mártires.
Y en este contexto rigurosamente teológico y ascético, con documentos y sin contaminaciones políticas de ninguna clase, el grupo editorial “Siglo ventiuno”, en su colección “Anthropos”, acaba de publicar el libro titulado Ignacio Ellacuría. Teología, Filosofía y crítica de la ideología. El texto de las 236 páginas está firmado por Juan José Tamayo, “director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos III de Madrid, y cuyas áreas de investigación son: teologías de la liberación, teoría crítico-feminista de las religiones, utopía y pensamiento crítico”. Coautor del libro es también José Manuel Romero, “profesor titular de Filosofía de la Universidad de Alcalá, en las áreas de investigación “teoría del conocimiento, hermenéutica y teoría crítica”. Ambos se hallan bien equipados de los correspondientes títulos universitarios, con historiales de ilustres e ilustrados conferenciantes “por esos mundo de Dios”.
En la contraportada del libro se refiere que con él “se pretende realizar un homenaje a Ellacuría –“uno de los pensadores más sobresalientes del siglo XX en el ámbito iberoamericano”- en el 30 aniversario de su asesinato. Es un diálogo con su vida y su pensamiento con objeto de afrontar cuestiones teológicas, filosóficas y políticas relevantes en la actualidad”.
Expertos en el tema definieron y definen a Ellacuría como “farmacós”, por su pasión en reconciliarnos con el ser humano que somos; “hombre de compasión y misericordia"; “hombre de paz en medio de la violencia”, “una de las últimas y mejores esperanzas para el diálogo pacífico en El Salvador”, que “corrió la suerte de posprofetas y de los utopistas…acusados de convertir la tierra en un infierno por perseguir ese insensato objetivo de “construir el cielo en la tierra”.
De entre las frases definitorias de Ellacuría, subrayo las de que “Solo una Iglesia que se deja invadir por el Espíritu renovador de todas las cosas y que está atenta a los signos de los tiempos, puede convertirse en el cielo nuevo que necesitan el hombre y la tierra nuevos”; ”Los pobres son “el lugar teológico” por excelencia en la Iglesia”; “No es admisible una separación radical y tajante entre fe y religión, ni esta puede desembocar en elitismo, en Iglesia de los perfectos, de los puros y de los exquisitos”.
De Ellacuría se ha confesado y confiesa que fue – y sigue siendo- tan teólogo como mártir… Santos teólogos como Ellacuría y sus amigos, se echan de menos hoy en la Iglesia. Lo de la canonización no tiene importancia, a no ser por lo del mejor y más amplio reconocimiento popular que tales ceremonias todavía llevan consigo. Hay santos teólogos que tuvieron y siguen teniendo lugares de privilegio en la historia de la Iglesia, pero que necesitarían ser jubiladas sus doctrinas en no pocas de las parcelas en las que se les siguen presentando con la inviolable condición de “maestros”…
¡Y, por amor de Dios, y de una vez para siempre, que en eso de las canonizaciones no tenga nada que ver la política…! “Con los pobres de la tierra, mi suerte yo quiero echar…”.