Un libro de Carmen Bellver Cantos al 'Amanecer de la vida'
(Antonio Aradillas).- Con célico -celestial- cuidado, y "sin romperlo ni mancharlo", pasaron por el cristal de la feminidad religiosa las interpretaciones que al Concilio Vaticano II le proporcionaron los "mandados", o comentaristas "oficiales".
Orientaciones en relación con el "devoto sexo femenino" tendrían que seguir siendo a perpetuidad las basadas sobre su indeleble condición de "pecado", de "varón frustrado", "sierva y propiedad de los hombres", "máquina de fabricación de hijos", "con la pata quebrada", "monjita" y, por supuesto, cerradas a cal y canto las puertas de su promoción dentro de la Iglesia, con atrevida y dogmática alusión a las del sacerdocio.
Y en tan "virginal" contexto, con la fórmula del "relato coral escrito en tercera persona, que da voz a los protagonistas", se hace presente el libro de Carmen Bellver Monzó, publicado en la editorial "Coronaborealis", con el título tempranero y esperanzador de "Al amanecer de la vida". Desde la reflexión, conexión con la realidad y las realidades, contemplación, ascética y mística, gracia de Dios, sentido común, rebeldía, sinceridad y evangelio, y con los pies en la tierra, la autora de los doce capítulos -y epílogo- del libro, subraya frases y situaciones vividas a la sombra del árbol de la portada, en la que aparece un banco que invita a compartir la lectura en compañía de Mons. Helder Cámara, por citar un ejemplo.
"Detrás del convento se vivía la política con inquietud". "Nada de ñoñerías monjiles". "Adultas por definición". "¿Por qué no hablar de "tú" a sacerdotes y a religiosos, sin vanos temores a que las relaciones se volvieran más amistosas y fraternas?. "La castidad no podrá ser "castradora", porque precisamente lo que busca es darse con mayor libertad a los demás". "La oración ha de nutrirse de noticias". "¿Por qué se visten "de raro" las monjas, si se nos dice que su vocación está en darse a los demás?" "Nadie es un verso suelto. Todos somos un versículo de los salmos del salterio".
""¿Qué me dice el Sr. Arzobispo acerca de nuestro párroco?. Digamos que no hay una buena conexión. He sabido por confesión que un sacerdote ha abusado de un joven...Todos somos pecadores" ("El prelado no pestañea siquiera y yo miro con infinita tristeza al Arzobispo, pensando también, y sobre todo, en la víctima, además de en la melindrosa oferta de perdón"). "Creo que las mujeres debemos hacer una teología femenina: necesitamos reivindicar la importancia de la mujer en las primeras comunidades creyentes. Vivimos supeditadas al pensamiento masculino, sobre todo en la Iglesia y en sus alrededores". "Es verdad que nos pasamos la vida eligiendo y equivocándonos, pero es también verdad que este es el único camino para progresar..."
Un libro como el de Carmen, que hay que leer con vocación de amanecida. A primera luz y con la veraz impresión de que la cruda realidad estuvo a punto de llevarnos a las puertas del convencimiento irremediable de que habría de extinguirse la luz conciliar, pero que providencialmente el Papa Francisco activa y reanima con buen humor, "prudencia", sencillez y evangelio.
El nombre de "Carmen" lleva implícito la sacrosanta disposición y tendencia al "cántico" - salmo-, que acompañará con efectividad, ritmo y aceleración a los peregrinos sempiternos a los santuarios de la igualdad entre hombres y mujeres, dentro y fuera de la Iglesia.