Nicola Gori, en Ciudad Nueva Carlo Acutis: un informático en el cielo
"Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito” “Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”
Un genio de la informática en el cielo (Ciudad Nueva)
Los -y las- adolescentes y jóvenes tienen en la actualidad mala prensa. Las noticias que los cortejan, tanto en púbico como en privado, y personal y colectivamente, no les son ni favorables ni favorecedoras, sino todo lo contrario. En áreas religiosas, en problema se acentúa en mayores proporciones, de manera tal, que recientemente casi que ha llegado ya a fijarse el curso en el que desaparecerán los seminaristas y los novicios de sus respectivos centros de formación “religiosa”, obligados a echarles el cerrojazo, por falta clientelar…… ¿De dóde saldrán de aquí en adelante los sacerdotes, obispos, arzobispos, monjes, abades y abadesas?
Pero de vez en vez se publica algún libro -buena noticia juvenil, como este que reseño, con el título de “Carlo Acutis, un genio de la informática, en el cielo”. Del mismo es autor Nicola Gori, y su casa cuna-editorial es “Ciudad Nueva”- CN-, , con sus 176 páginas de bien cuidado texto.
De la “vida y milagros” de su protagonista – Carlo Acutis- cabe decir que “es un chico de quince años, un adolescente, como todos, vivaz y lleno de proyectos y colmado de futuro, atraído por la informática y los videojuegos. Tiene amigos, una familia, y va al colegio. Nada extraordinario hasta aquí. Pero Carlo estaba determinado a “hacer extraordinariamente bien y por amor, las cosas ordinarias. Y entonces se descubrió que su vida había de tener la impronta de la santidad.. Su meta, la unión con Cristo. El alimento diario, la Eucaristía. De esta manera, su vida de adolescente se reviste de cualidades únicas, porque todo es vivido con la mirada puesta en Dios. Carlo nos interpela, nos muestra que el compromiso con Jesús, es algo actual y posible y el más hermoso pacto que podemos hacer en esta vida. Con sus quince años, Carlo vivió intensamente la vida, con la pasión de un apóstol, con el ardor de un enamorado, y con la sonrisa de un bienaventurado”,
El 5 de julio del 2018 el papa Francisco lo proclamó venerable, por haber vivido de modo extraordinario “este joven las virtudes de la fe, esperanza y caridad” y sus restos fueron trasladados al Santuario del Despojo, en Asís. Fue beatificado el 10 de octubre del 2020 en la basílica de san Francisco.
En el prólogo del libro, comenta el cardenal arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla que, cuando Carlo estaba en el sanatorio, después de que los médicos le diagnosticaran padecer un grave tipo de leucemia, les dijo a sus padres: “El Señor me ha hecho un” llamado”de atención, me encendió una alarma y me despertó”
En el libro se transcriben y comentan pensamientos del adolescente Carlo, como estos: Nuestra meta debe ser el infinito, no lo finito” “Todos nacen como originales, pero muchos mueren como fotocopias”. Le profesaba tal amor a los animales que llegó a sugerir que “después de la muerte,, los animales iban al Cielo, porque le parecía imposible que Dios los hiciera terminar en la nada”,
Un libro muy actual, muy joven, muy “informático” y con eximias posibilidades de éxito. Y es que “sin Dios, no se puede hacer nada” y menos hoy, y aún con informática.
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