'Filósofos dominicos medievales' (San Esteban) Un análisis del pensamiento de los principales filósofos medievales de la Orden de Predicadores
El texto de 256 páginas expone con rigor “un análisis del pensamiento, tanto filosófico como teológico de los principales filósofos medievales de la Orden de los Predicadores, todos ellos de renombre internacional, como Alberto Magno, Roberto Kilwardby, Tomás de Aquino, Maestro Eckart, Vicente Ferrer y otros”
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Expresada la frase en latín, da la impresión de que la idea se nos presenta como más cercana, asequible y hasta con mayores posibilidades de ser más y mejor entendida por muchos, aún por los profanos, que no sean del Lacio. Y la tan luminosa frase de mi referencia es el lema de la Orden de los Dominicos, o Padres Predicadores –OP- que fundara el español santo Domingo de Guzmán, el año 1216, y que hasta la fecha “tantos connotados pensadores – filósofos y teólogos- le ha proporcionado a la Iglesia y al mundo intelectual en general”, tal y como rezan las crónicas.. El lema está así formulado y vivido: “Contmplari et contemplata aliis tradere”.o lo que es lo mismo, pero en “román paladino”, “contemplar y dar a los demás lo contemplado”. (Como “nadie da lo que no tiene,” y como “por” y “con” la contemplación se tiene todo, comenzando por sí mismo, la fecundad del lema dominicano no puede ser más notoria).
El título del libro que presento aquí y ahora, con referencias a la “contemplación”, y a la entrega de lo contemplado y vivido en ella, a los demás, es el de “Filósofos dominicos medievales”, de la editorial “Sanesteban”, en su colección “Aletheia”, que alberga títulos tales como “Teología estética”, “Sobre la belleza y la risa”, “Los valores y contravalores de nuestro mundo” y otros, de frecuente y elogiosa cita intelectual y en consonancia de lo exigido en los tiempos nuevos en los que nos encontramos, con predilecta mención para la Iglesia y con incuestionable rigor intelectual por parte de sus respectivos autores.
El autor de la obra es Mauricio Beuchot , profesor e investigador en la Universidad Nacional Autónoma de México, y uno de los mayores exponentes, internacionalmente reconocido, del pensamiento filosófico de ese país. El texto de 256 páginas expone con rigor “un análisis del pensamiento, tanto filosófico como teológico de los principales filósofos medievales de la Orden de los Predicadores, todos ellos de renombre internacional, como Alberto Magno, Roberto Kilwardby, Tomás de Aquino, Maestro Eckart, Vicente Ferrer y otros”.
¿Qué es lo primero y lo más importante en la valoración del pensamiento católico: ser y ejercer de filósofo o ser y ejercer de teólogo?. Es cuestión clave en el desarrollo del libro, cuyas orientaciones y reflexiones habrán de ser tenidas en cuenta con inteligencia en beneficio propio y ajeno y en conformidad con los evangelios, que es lo que importa
En la página 107 del libro, su autor resalta que “a santo Tomás de Aquino, le gusta la imagen del hombre como microcosmos. Es decir, como un compendio o síntesis del macrocosmos, que contiene todos los elementos del universo. En su organismo hay partes minerales como las uñas, los huesos, los cabellos, etc. También hay aspectos vegetales como el nutrirse y crecer como las plantas. Igualmente hay un aspecto sensitivo, como el de los animales, con conocimiento sensible y apetitos sensitivos. Y hay un aspecto intelectual o espiritual, que participa del divino, y que es el intelecto y la voluntad. Por eso el hombre es el horizonte o límite del universo, a caballo entre el mundo material y el espiritual, por lo que el estudio del hombre, la antropología filosófica le sirve para estructurar la ética, el derecho y la política; pues según que sea la naturaleza del hombre, será lo que le convenga para vivir moralmente en sociedad”
En pleno y discutido marco de “Año Santo” dedicado a san Vicente Ferrer, resultará de sumo interés la lectura de la página 209 en la que el autor mexicano refiere que “En cuanto a la tolerancia religiosa de san Vicente, esta fue notable. A él le tocó el tiempo en el que convivían los cristianos con los musulmanes y con los judíos. En ocasiones, se le ha acusado de haber promovido la crueldad fanática contra ellos, en especial contra los judíos…Pero Ferrer prohibía la conversión forzada; obligaba a respetar la religión de cada quién, y pedía un trato amable para los judíos . Si promovió que se los apartara (igual que a los moros) de los cristianos y que formaran barrios propios, no fue para recluirlos en ominosos “ghettos”, sino precisamente para evitarles los insultos y los maltratos de los cristianos. Decía: No tengáis judíos ni moros entre vosotros, que cada cual viva según su ley. Vosotros, cristianos, no debéis encender el fuego con ellos…Hay que hacer todo por caridad y pedir a Dios que sea Él quien hable siempre…”
Un buen libro “medieval”, pero con destacable sentido y contenido de actualidad, y con explícitas y reiteradas invitaciones a profundizar siempre en las fuentes…