Los autores de los santos Evangelios y otros textos bíblicos hacen presente su nombre más de un centenar de veces Juan el bautista, hoy

Juan el bautista, hoy.
Juan el bautista, hoy.

La actualidad bíblica, eclesial y eclesiástica, jerárquica y de laicos y laicas que contiene, define y hace ejercer como el “Bautista” por antonomasia a Juan, es hoy soberanamente anhelada en la Iglesia, siendo la misión-ministerio de su “sonodalidad” y “en salida”, características, a la vez que esenciales, multitudinariamente  atractivas

Y en esta tarea ocupa un privilegiado lugar el libro publicado por PPC con el título Juan el Bautista, una aproximación  al profeta  del desierto. Su autor, Francisco Javier Sáez de Maturana, corazonista, es profesor en el Instituto Superior de Estudios Teológicos Juan XXIII y en el de San Judas Tadeo, en Lima

Prueba fehaciente de la importancia que tuvo Juan el Bautista en el cristianismo primitivo, es el dato riguroso de que los autores de los santos Evangelios y otros textos bíblicos hacen presente su nombre más de un centenar de veces. Su figura, ejemplo y testimonios de vida y de muerte inspiraron de modo determinante la influencia ejercida por él en la formación-información de las primeras comunidades, que hicieron posible la recopilación, estructura y adoctrinamiento de los textos bíblicos del Nuevo Testamento.

En los tiempos de la creación-recreación de la Iglesia, referencia suprema del mensaje de Jesús, Juan el Bautista se hizo activamente presente, confiriéndole autenticidad, capacidad salvadora, contenido y  proyección definitivamente cristiana, disipando dudas y errores, con fijación de expectativas, y alentando esperanzas.

Los tiempos “cristianos” de Juan el Bautista en la época inicial de la Iglesia, podrían ser, y son, tanto o más deseados y eficaces en la actualidad. Hoy la Iglesia vive tiempos ciertamente nuevos. Y distintos. Muy distintos. La renovación, siempre esencial, le es aún más precisa, urgente y profunda que nunca. Son muchos los que piensan hasta que nos estamos quedando ya sin Iglesia. Para otros, es ahora, y con la reforma llamando persistentemente a sus puertas, es cuando a la Iglesia-Iglesia se le brinda la santa y penúltima oportunidad de “desjudizarse” de reliquias pasadas, de desprenderse de estructuras paganas,  imperiales la mayoría de ellas -y “ellos”- y muy confiadamente se fijan en Juan el Bautista, “testigo de la luz”, “enviado por Dios” y “uno de los profetas más grandes”, dispuesto por vocación  a “llevar fuego en el corazón, palabra en los labios y profecías en la mirada”.

Juan el Bautista. Un testigo de la luz - Vatican News

Descabezado martirialmente, después de tantas denuncias, desiertos, bautizos, promesas, fue y ejerció de “precursor del que había de venir”, y vino, pero al que ni siquiera los suyos habrían de recibirlo después.

La actualidad bíblica, eclesial y eclesiástica, jerárquica y de laicos y laicas que contiene, define y hace ejercer como el “Bautista” por antonomasia a Juan, es hoy soberanamente anhelada en la Iglesia, siendo la misión-ministerio de su “sonodalidad” y “en salida”, características, a la vez que esenciales, multitudinariamente  atractivas.

Y en esta tarea ocupa un privilegiado lugar el libro publicado por PPC con el títuloJuan el Bautista, una aproximación  al profeta  del desierto. Su autor, Francisco Javier Sáez de Maturana, corazonista, es profesor en el Instituto Superior de Estudios Teológicos “Juan XXIII  y en el de San Judas Tadeo, en Lima,  colaborador en cursos, charlas y retiros, espirituales con agentes de pastoral, a la vez que autor de otros libros. El prólogo, firmado por Nicolás Castellano, obispo emérito de Palencia y ahora misionero como el autor, refiere que este es un dechado de amor a la Iglesia “en salida”, con citas  frecuentes  del también colaborador de RD, José María Castillo. 

Juan el Bautista

De entre tantas razones a esgrimir para leer y releer  el libro –enciclopedia sobre Juan el Bautista, destaco la de que hay que saber y conocer mucho la Iglesia en la actualidad y en su condición de respuesta de salvación misionera al mundo actual. Sin conocimiento serio y profundo, aunque a veces tan descorazonador y desconsolador, de ambos elementos -Iglesia y mundo o mundo e Iglesia- no hubiera sido  posible  haber escrito este libro. 

A la Iglesia le es indispensable la reforma y, para su diagnóstico, conocerla y amarla, tal y como manifiesta hacerlo, sentirlo, vivirlo y amarlo  doctamente el autor, al ritmo y pautas de composición y comportamiento que lo hace el papa Francisco. Exactamente lo mismo que al mundo. Sin conocimiento real, objetivo, cristiano -humano y divino a la vez- (con sus pecados y sus virtudes) no es posible escribir sobre el mundo,  en su rica y variopinta red de expresiones y comunicaciones, y así contribuir a salvarlo.

Y todo ello, en paz y armonía. Con música. Sin olvidar que las siete primeras sílabas de uno de los himnos medievales más devotos y universales dedicados a Juan en Bautista, son hoy las notas musicales do, re, mi, fa, sol, la, si.

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