Reflexiones compiladas por Fabio Ciardi en Ciudad Nueva Las 'Palabras de Vida' de Chiara Lubich
“Los comentarios a las “Palabra de Vida” de Chiara Lubich constituyen una obra especial. Con ellos, la autora creó un nuevo género literario con un estilo inmediato, penetrante y directo. Más que un comentario del Evangelio, se trata de una lectura carismática de este, una intuición, un destello de luz y un decidido impulso de ponerlo en práctica en la vida cotidiana”
"Palabras de Vida (1943-1990)", de Chiara Lubich
La Iglesia –Nuestra Santa Madre la Iglesia- está falta de Sagrada Escritura. Así lo testifica la historia. Y además de ser grave, muy grave, la enfermedad es endémica, es decir, “que afecta a la comunidad y en fechas fijas”. La falta de Sagrada Escritura –Antiguo y Nuevo Testamento-, junto con el excedente de aspirantes a ser sus fieles intérpretes, fueron y son, características propias del adoctrinamiento considerado e impartido durante tantos y tan largos años como verazmente religioso.
De entre la diversidad de interpretaciones que surgen para configurar tan grave diagnóstico, destacan los posibles miedos o temores que la lectura de la Sagrada Escritura, sobre todo algunos de sus libros, les demanden como compromiso a sus jerarcas y a no pocos de sus “fieles”. En esto, como en casi todo, el impertérrito y “Santo Tribunal de la Inquisición” fue y se comportó con intransigencia decisiva. Fray Luis de León lo atestigua con el puñado de años encarcelados en sus mazmorras, por haber traducido, del latín al castellano y con destino a una sola monja el “Cantar de los Cantares”, uno de los libros más bellos, espirituales y sublimes de la literatura universal y, por supuesto, cristiana.
Pese a las declaraciones y recomendaciones de papas, Santos Padres, obispos, teólogos y moralistas, oficiales o no, de que la fuente de la enseñanza de la fe se nutre de los ríos misteriosos de la Biblia, su posesión y lectura estuvo terminantemente prohibida. Toda ella en latín y de “espaldas al pueblo” como en las celebraciones de las misas, no tan antiguas y todavía añoradas por muchos, devotos a ultranza de las tradiciones sagradas. De Biblia-Biblia, nada o casi nada. Era y es libro distintivo de los protestantes, tal y como se proclama, predica, enseña y practica.
Los “devocionarios” le ganaron de siempre la partida a los Libros Sagrados, incluidos los santos Evangelios. Pese a que no hay un domicilio de católicos en los que no se luzca un ejemplar de la Biblia, ricamente encuadernada a ser posible, de inmediato se percibe que no fue leída ni una sola vez y menos en familia, aunque el tipo de letra empleado lo facilite con generosidad y cordura.
Pero los tiempos parecen a veces ir cambiando y en esta ocasión y menester acentúo la labor de algunas editoriales a favor de la difusión de la “palabra de Dios” de la que es portadora la Biblia, con mención sobresaliente también para los traductores e intérpretes que hacen posible este ministerio.
En el caso concreto que modelan y estimulan estas consideraciones personales, destaca la editorial “Ciudad Nueva” –CN-, y más concretamente el libro de Chiara Lubich, muy bien presentado, con sus nutridas 528 páginas y con el título de “Palabras de Vida” (1943-1990), edición preparada por Fabio Ciardi, con larga y docta Introducción de 48 páginas.
“Los comentarios a las “Palabra de Vida” de Chiara Lubich constituyen una obra especial. Con ellos, la autora creó un nuevo género literario con un estilo inmediato, penetrante y directo. Más que un comentario del Evangelio, se trata de una lectura carismática de este, una intuición, un destello de luz y un decidido impulso de ponerlo en práctica en la vida cotidiana”
La obra recoge 350 comentarios a la “Palabra de Vida” durante más de 60 años, desde los inicios de la experiencia evangélica de la “carismática” fundadora del Movimiento de los Focolares.