Javier Cortés Soriano, en PPC 'La escuela católica. De la autocomprensión a la significación'
(Antonio Aradillas).- Suscitan el definitivo interés para adquirir y leer cualquier libro, elementos tales como el tema, título y subtítulo, autor, prologuista, índice, editorial y la respectiva colección en la que aparecen los nombres de otros autores que la prestigian con sus obras de temática similar.
En nuestro caso, las referidas razones y argumentos coinciden con largueza en La escuela católica. De la autocomprensión a la significación, cuyo autor es Javier Cortés Soriano, su prologuista José Antonio Marina y la editorial PPC, en la colección "Educar", que alberga títulos como Jesucristo falta a clase, El espíritu del educador, Ser cristiano en la plaza pública y Ciudadanía, religión y educación moral.
Cuanto se relaciona con la educación, y más con la escuela católica, es permanente noticia en los medios de comunicación, en la temática general de de conversaciones religiosas y afines, y aún ciudadanas, políticas, familiares y sociales. No hay en la actualidad una entidad, o colectivo, a cuyos miembros no les preocupe el tema de la educación integral de manera ciertamente efectiva, tanto para el presente como para el futuro. La educación es meta fija, y hasta obsesiva, de inquietudes, proyectos y ocupaciones. Hijos y educación, es binomio al que le consagra los padres sacrosanta función.
Desde perspectivas religiosas, y ya desde el planteamiento de la asignatura de la Religión como obligatoria, o no, en el organigrama e ideario oficial educativo, el tema, su realización y sus méritos, constituyen serios y graves problemas, que en ocasiones, con directa intervención de asociaciones de padres, alentados por la doctrina oficial de la Iglesia, a través de la Comisión Episcopal correspondiente, han de afrontar y dictaminar las debidas soluciones, con intervención y los dictámenes de los Tribunales de justicia.
Del denso, actualizado y orientador índice de que consta el libro que comento, en su parte tercera -titulada precisamente "Evangelizar la escuela"-, es de imprescindible lectura los apartados "qué es educar", "del diálogo fe y cultura", "el caso de la actividad pastoral", "evangelizar el ámbito educativo extra- curricular", "la enseñanza religiosa escolar en la escuela católica " y "una escuela de evangelización".
La lectura de este apartado es obligada para los profesores de Religión y para quienes los elijen, dado que, como refiere el texto, "en no pocas ocasiones, la clase de Religión se convierte en los centros confesionales, en el lugar en el que tienen cabida, dentro del horario escolar, campañas y acciones educativas, ya sean estas de tipo pastoral, o meramente educativo, como el Domund, Campaña del Hambre, día del fundador o fundadora, campañas vocacionales o ciclos del Año Litúrgico".
El área de la religión precisa de un replanteamiento profundo y actualizado, para cuyas tareas no están dotados muchos de quienes -sacerdotes o laicos- fueron, y son, encargados por los responsables diocesanos. Son explicadas, y hasta justificadas, las reticencias y hasta los rechazos, que la Religión como asignatura, sufre en el currículum escolar, lo que de manera implacable e inequívoca influirá posteriormente en el alejamiento de los valores de los que ella - la Religión-, es depositaria de por sí y por la gracia de Dios, con positivas, o negativas, influencias en la felicidad y en la convivencia. "Escuela, sí, y católica, también", pero actualizada y en consonancia con las inspiraciones y métodos santificados y empleados por el Papa Francisco.
Además, y por motivos puramente pedagógicos, cuyo itinerario se explique y aplique con términos no tan "sublimes y "frondosos" como estos:" que vaya de la autocomprensión interna, a la significatividad social, guiado por el hilo conductor de una radical confianza en las posibilidades de creatividad y fecundidad de una identidad católica trabajada en los procesos educativos que la escuela promueve día a día".
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