Marcelino Champagnat, en Laude "Los niños no se tocan"
(Antonio Aradillas).- Los niños -todos los niños y las niñas- no se tocan. Los "tocaron" y tocan Cristo Jesús y en su nombre, el papa Francisco y la inmensa mayoría de sus padres y madres, y ya está.
Tocar a los niños, tal y como con tan oprobiosa frecuencia refieren, con datos y señales judicialmente constatadas los medios de comunicación social en la actualidad, constituye una de los más horrendos y repugnantes pecados que a la sensibilidad humana y cristiana le sería posible imaginar. Pero así se escribe una parte importante de la historia, con inclusión de la eclesiástica, y sin excluir de la misma a obispos, curas y frailes.
Menos mal que los nuevos aires activados sobre todo por el papa Francisco están haciendo posible que se levanten hasta tempestades de denuncias y ascos ante la comprobación de tantos silencios cómplices, aunque miedosos y reverenciales , así como que en los protagonistas activos de casos tan detestables se vayan detectando ciertas señales de arrepentimiento, pese a la ya poco probable posibilidad de resarcir los daños ocasionados , no pocos de los que han de perdurar roda la vida.
Para desgracia, y en degradación de la propia Iglesia, los niños han sido indebida e impunemente "tocados", con lo que la profanación de los miembros más débiles y pobres del pueblo de Dios, con sus respectivas familias y feligreses , sería más antirreligioso y blasfemo que lo que hipotéticamente podría acontecer con los signos, sacramentos y sacramentales, por piadosos e intangibles que sean, y así se presenten.
De los colegios, catequesis, congregaciones, lugares de culto, así como de quienes puedan ser relacionados de alguna manera con las sílabas de la "pederastia", tendrán que ser removidos cuanto antes, y a perpetuidad, los calificativos de "religiosos" , eclesiásticos, cristianos y civilizados.. Pederastia, Iglesia y cultura son términos imposiblemente capacitados para ser y constituir convivencia, ciudadanía y religiosidad.
Por eso, y otras más cosas, es de resaltar y alabar ejemplarmente actividades y comportamientos de determinadas Congregaciones religiosas, con sus fundadores al frente de ellas, empeñados en dedicar su tiempo y compromisos a la entrega de la educación- formación de los más necesitados, con la esperanza de su conversión- reconversión el día de mañana, en ciudadanos y cristianos libres y conscientes.
Una de estas personas fue, y sigue siendo, entre otros, san Marcelino Campagnat, que justifica sobradamente la publicación de un reciente libro de la editorial "GE" -Laude Edelvives- , con el subtítulo "su apasionada vida", cuyo autor es Federico Andrés Carpintero, con bellas y muy aparentes ilustraciones de Inés Burgos.
De la del protagonista del libro, san Marcelino de Champagnat, es justo y obligado reseñar que su vida, dedicada a los niños más desfavorecidos" , trabajando para que "todos ellos tuvieran la oportunidad de recibir formación espiritual y educación " para lo cual fundó la Congregación de Hermanitos de María, más conocida como "Hermanos Maristas".
En la página 96 se recuerda en ideario de la Congregación en relación con la Iglesia y sus exigencias educativas, de esta manera :"Una Iglesia capaz de acoger siempre , y de modo incondicional, que sonríe , comparte, y enjuga las lágrimas , que ofrece ternura y vive la misericordia, que perdona siempre, que ama con los ojos y con el corazón, que lleva al encuentro y al abrazo totalizante con Jesús..." ¿Hay quien dé más y mejor? ¿Acaso no suena esta redacción de principios con la que suele hacer permanentemente el papa Francisco?.
De su fructuoso, atractivo y sugerente índice, pongo el acento en capítulos como "Libertad, igualdad y fraternidad", "No volveré a la escuela", "La panda alegre", "¡Necesitamos hermanos¡", Un buen baño", "Las primeras letras, "Como una lámpara sin aceite", "Gallina mojadas", " Como una madre", "Mis queridos hermanos", "Es el padre", "Con todo el cariño de mi corazón" y que "Viva en cada uno de nosotros".
Por favor, recréense en las ilustraciones, tan sugerentes, tiernas y deliciosas firmadas por Inés Burgos...¡