“Jesse- Una autobiografía espiritual”, en Mensajero La superioridad y el color de la piel
"Adof Hitler se propuso mostrar al mundo la superioridad de la raza aria sobre todas las demás. No pudo. Jesse Owens, un atleta negro, alto y desgarbado procedente de los campos de cultivo de Alabama y los guetos de Cleveland, ganó cuatro medallas de oro"
“Jesse- Una autobiografía espiritual”
“Jesse- Una autobiografía espiritual”, en Mensajero
“Jesse- Una autobiografía espiritual”, en Mensajero
En estos tiempos tan dramáticamente “coronavíricos” en los que nos encontramos, constituye una verdadera gracia de Dios poder recitar la oración con la que deportivamente se le pone el punto y aparte al libro, objeto de esta reseña:
“Quiero seguir viviendo…He elegido vivir. Y en el fondo, todas las vidas humanas están llenas de tragedia y éxito, tristeza y alegría, pérdida y amor… Pero mientras nos esforzamos en mantener el regalo, el reto de la vida, sabemos también que algún día nuestra vida en esta tierra terminará. Y no es contradictorio que, si de verdad deseas, vivir, entonces estés también preparado para morir. La clave es la fe. Es lo que nos da el gozo mayor e infinito. Es lo que hace llevadero lo insufrible. Creer en lo que hay más allá…No escales hacia la cima que ves, sino hacia la que se te oculta…Ya que el auténtico cielo se encuentra infinito sobre la cumbre de la montaña. Más alto”.
En su colección “Testimonios”, la editorial “Mensajero”, acaba de publicar el libro titulado “Jesse- Una autobiografía espiritual”, de Jesse Owens con Paul Neimarck”. De su contraportada copio el dato de que “en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 Adof Hitler se propuso mostrar al mundo la superioridad de la raza aria sobre todas las demás. No pudo. Jesse Owens, un atleta negro, alto y desgarbado procedente de los campos de cultivo de Alabama y los guetos de Cleveland, ganó cuatro medallas de oro y demostró al mundo que la superioridad no se basaba en el color de la piel ni en el origen de un linaje.”
El libro “Jesse” es una autobiografía de este atleta, aunque, más allá de ella, muestra los mecanismos internos de un ser humano real. El destino contra el que luchó el personaje, los amigos y la familia que le dieron fuerza y el Dios que responde a sus plegarias, todo ello en un lenguaje llano y sincero, son como “las zancadas del corredor que se va acercando a la meta. Esta carrera del atleta del espíritu será sin duda iluminadora y provocativa para el lector con inquietudes espirituales y sobre todo, para el que busca a Dios, quizás incluso por caminos insospechados…”
El libro de su autobiografía – 198 páginas- lo dedica su protagonista “A mi padre, mi madre, pero sobre todo y con toda humildad, al Gran Árbitro”, sobrevolando a ras del suelo –es decir, del cielo, - la frase- jaculatoria de “la gran verdad de que Dios nunca nos deja. Somos nosotros quienes lo dejamos…”