No guardar silencio ante el evento de la COP26, ese es el propósito de la Carta de la Conferencia Eclesial de la Amazonia – CEAMA y de la Red Eclesial Pan-Amazónica – REPAM a los líderes que participan en el evento, que se está celebrando en Glasgow, de 31 de octubre a 12 de noviembre.

La carta quiere expresar “nuestro sentimiento de desconcierto y a la vez de impotencia, al contemplar y experimentar el caos que vive nuestro planeta, entre otras cosas, a causa del cambio climático y sus consecuencias catastróficas para la humanidad y para la casa común”.

Tras escuchar “el grito de los pobres y el grito de la tierra”, advierten sobre “las actuales condiciones que vive nuestro planeta amenazado y agobiado”, lo que fue recogido en el Documento Final del Sínodo para la Amazonía, donde se dice que la selva “se encuentra en una carrera desenfrenada a la muerte”.

Por eso, hacen ver la Amazonía como “un lugar estratégico para la humanidad y para el planeta”, que está deteriorado. Ante eso, advierten que “necesitamos urgentemente luchar contra toda degradación en una región que: ‘se muestra ante el mundo con todo su esplendor, su drama, su misterio’”, como se recoge al inicio de Querida Amazonía.

La carta relata algunas de esas amenazas, recordando que "son los pobres los que primero pagan la cuenta de toda esa problemática ecológica y climática”. Ante esa realidad advierten a los líderes reunidos en la COP26 que “necesitamos cuidar de nuestra casa común y tomar medidas de extrema urgencia ante la afectación que sufren los territorios y los pueblos amazónicos y sus culturas”.

En un mundo roto, en el que son necesarias medidas radicales, les dicen a los líderes que “ustedes tienen en sus manos la oportunidad de tomar providencias trascendentales que reviertan la gran catástrofe que se avecina”. Insistiendo en que “no podemos esperar más”, piden “resultados palpables y que lleven a cambios de rumbo de una vez por todas”.

Eso se tiene que traducir, afirma la carta, en “honestidad, valentía y responsabilidad, sobre todo de los países más poderosos y contaminantes”. Sobre los privilegios debe primer el bien común, para lo que “no hay derecho a mantener cierta comodidad a causa del dolor y la pobreza de los otros”.

Llamando a no perder la esperanza, la CEAMA y la REPAM dicen acudir “al buen Dios para que los ilumine y estén a las alturas de las circunstancias”.

Carta de CEAMA y REPAM a la COP26 by Jesús Bastante on Scribd