Reflexión con los obispos de la Amazonía brasileña Cardenal Czerny: para la Iglesia de la Amazonía, asumir una pastoral de conjunto es “la madre de todas las prioridades”
Dios continúa llamando, dando pasos, algo que debe provocar un sentimiento de gratitud “por su gran providencia y para escuchar su llamada”
"La Amazonía es crucial, incluso decididamente relevante para el camino actual y futuro”
“El Sínodo nos presenta algunas pistas, sobre todo en la búsqueda de ese rostro amazónico, de una Iglesia inculturada y en diálogo intercultural, una Iglesia muy cercana a los pueblos amazónicos”
"Que nuestra Iglesia amazónica y brasileña sea siempre más misionera y evangelizadora en la (re)construcción de la casa común en la Amazonía”
“El Sínodo nos presenta algunas pistas, sobre todo en la búsqueda de ese rostro amazónico, de una Iglesia inculturada y en diálogo intercultural, una Iglesia muy cercana a los pueblos amazónicos”
"Que nuestra Iglesia amazónica y brasileña sea siempre más misionera y evangelizadora en la (re)construcción de la casa común en la Amazonía”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Los obispos de la Amazonía brasileña se han reunido durante dos días, 18 y 19 de mayo, para reflexionar sobre la realidad amazónica, teniendo como tela de fondo las reflexiones del Sínodo para la Amazonía. El encuentro virtual, que reúne a unos 90 participantes, ha querido ayudar a vislumbrar posibilidades para seguir construyendo los nuevos caminos propuestos por el Sínodo y hacer realidad los sueños del Papa Francisco en Querida Amazonía.
En una tentativa de ofrecer reflexiones sobre el camino recorrido por la Iglesia de la Amazonía en los últimos tiempos, teniendo como base la sensibilidad hacia el territorio y a su gente, el cardenal Michael Czerny, ha ido mostrando la importancia que la Amazonía tiene para el mundo.
Partiendo de la idea de que Dios guía a su pueblo en la historia de la salvación, el purpurado hacía un llamamiento a redescubrir cómo Dios continúa llamando, dando pasos, algo que debe provocar un sentimiento de gratitud “por su gran providencia y para escuchar su llamada”.
En su análisis partía de Aparecida, que ofrece algunas propuestas y orientaciones para una pastoral de conjunto en la Amazonía, especialmente en los números 474 y 475, donde se repara en la necesidad de “evangelizar a nuestros pueblos para descubrir el don de la creación, aprendiendo a contemplarla y cuidarla como casa de todos los seres vivos y matriz de la vida del planeta”. Junto con eso, en algo que puede ser considerado como una clara propuesta de una Iglesia en salida misionera, insistía en “profundizar la presencia pastoral en las poblaciones más frágiles y amenazadas”. Se trata, afirma Aparecida, de “buscar un modelo de desarrollo alternativo, integral y solidario, basado en una ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana, que se fundamenta en el evangelio de la justicia, la solidaridad y el destino universal de los bienes, y que supere la lógica utilitarista e individualista, que no somete a criterios éticos los poderes económicos y tecnológicos”.
Aparecida reflexiona sobre la necesidad de políticas públicas, “que garanticen la protección, conservación y restauración de la naturaleza”, algo que hoy cobra una importancia decisiva ante la realidad que se vive en la Amazonía brasileña. Al mismo tiempo llama a una conciencia común sobre “la importancia de la Amazonía para toda la humanidad”, llamando a la Iglesia a una pastoral de conjunto, en lo que podemos decir que se ha avanzado con la creación de la Red Eclesial Panamazónica – REPAM, nacida “misteriosa y providencialmente” en 2014, y la Conferencia Eclesial de la Amazonía – CEAMA.
Son pasos importantes, que provocan una pregunta en quien fue uno de los secretarios del Sínodo para la Amazonía: “¿Por qué no escuchamos esto de una vez en la Iglesia y en la sociedad en su conjunto?”. No hacerlo ha provocado que hayan sido desperdiciados los últimos 15 años, “pastoral, ambiental e integralmente”. En estos años, el cardenal Czerny también destaca la importancia del encuentro llevado a cabo el 27 de julio de 2013, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro, con el Episcopado brasileño, donde la Amazonía fue puesta “como tornasol, banco de pruebas para la Iglesia y la sociedad brasileña”. Eso ayudó a entender “que la Amazonía es crucial, incluso decididamente relevante para el camino actual y futuro”. Es famosa la afirmación del Santo Padre donde dice que “La Iglesia no está en la Amazonía como quien tiene hechas las maletas para marcharse después de haberla explotado todo lo que ha podido. La Iglesia está presente en la Amazonía desde el principio con misioneros, congregaciones religiosas, sacerdotes, laicos y obisposy todavía hoy está presente y es determinante para el futuro de la zona”.
El Sínodo fue un proceso que no todos entendieron, en opinión del cardenal Czerny. Por eso lo califica como “un proceso de conversión que nos hace descubrir cómo nos espera un tema único e inseparable, no sólo para ser entendido sino, más importante aún, para ser vivido”. Todo eso es recogido en el documento final y en los cuatros sueños de Querida Amazonía, que deben ser vistos en una perspectiva de integridad, de “una eclesialidad mayor, abriendo horizontes”, que debe llevar a asumir una pastoral de conjunto, que el cardenal considera “la madre de todas las prioridades”, y que debe tener como foco la misión.
Para hacer eso realidad, “el Sínodo nos presenta algunas pistas, sobre todo en la búsqueda de ese rostro amazónico, de una Iglesia inculturada y en diálogo intercultural, una Iglesia muy cercana a los pueblos amazónicos”. Sobre eso ofrecía algunos ejemplos de Iglesia en salida, sinodal, samaritana, que reconoce la importancia del laicado y el papel de la mujer y de los jóvenes, la inculturación e interculturalidad, la toma de conciencia de la necesidad de una conversión integral, reflexionando sobre la importancia de los procesos de reconciliación, refiriéndose al concepto de pecado ecológico, que debe llevar a “reconciliarnos con la destrucción de la casa común”.
Por eso, el cardenal Czerny se preguntaba “¿Cuáles son los desafíos que aún tenemos?”. Él mismo respondía, diciendo que se pueden resumir “en que nuestra Iglesia amazónica y brasileña sea siempre más misionera y evangelizadora en la (re)construcción de la casa común en la Amazonía”. Para ello, ve necesario “procesos de articulación y sinergia y la apertura a opciones, planificaciones y resultados que acojamos con la gracia de la novedad del Espíritu Santo”.