40 días navegando hacia la conversión - Martes de la semana II 14º Día: Pueblos originarios, una voz profética que nos advierte contra el peligro de la destrucción

40 días de conversión sinodal
40 días de conversión sinodal

En la Amazonía, Dios nos habla a través de los pueblos, una voz profética que nos advierte contra el peligro de la destrucción, la misma que en Sodoma y Gomorra acabó con un proyecto de sociedad que no quería mirar más allá y entender las consecuencias de una vida en la que sólo se piensa en satisfacer las propias necesidades, sin preocuparse con el sufrimiento del pobre y de la Madre Tierra

No pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista

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Petición permanente por la conversión sinodal al inicio de cada día

Que el Dios Trinitario, ejemplo de vida en comunión, nos ayude a soñar con una Iglesia sinodal, donde sepamos descubrir los signos de los tiempos, y la presencia de un Dios encarnado de diferentes modos, en distintos lugares. Un Dios que nos ayude a discernir su presencia y a anunciarle en todos los rincones, también entre los que más lejos se encuentran; a ser una Iglesia en salida, que va al encuentro, que escucha y dialoga con todos. Que busquemos el bien para todos los que nos encontramos cada día y sepamos traer de vuelta a la Amazonía y a todos los lugares donde estemos, todo lo vivido en el proceso sinodal, y así hacer realidad aquello que Dios espera de nosotros.


Fragmento de una lectura del día (cada uno es invitado a profundizar en las lecturas completas según su propia necesidad y criterio)

¡Escuchen la palabra del Señor, jefes de Sodoma! ¡Presten atención a la instrucción de nuestro Dios, pueblo de Gomorra! ¡Lávense, purifíquense, aparten de mi vista la maldad de sus acciones! ¡Cesen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien! ¡Busquen el derecho, socorran al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda!

Vengan, y discutamos -dice el Señor-: Aunque sus pecados sean como la escarlata, se volverán blancos como la nieve; aunque sean rojos como la púrpura, serán como la lana. Si están dispuestos a escuchar, comerán los bienes del país; pero si rehúsan hacerlo y se rebelan, serán devorados por la espada, porque ha hablado la boca del Señor. (Isaías 1,10.16-20) 

Reflexión desde la perspectiva del proceso sinodal amazónico

Dios nos habla cada día, se comunica con la humanidad en una tentativa de que podamos descubrir su propuesta de vida y así encontrar el camino que nos permita hacer realidad un mundo mejor para todos y todas. Sin embargo, no todos escuchan ese mensaje, la maldad se apodera de los corazones de quienes, movidos por un egoísmo desmedido, no dudan en darle la espalda a Dios y a todo lo que Él ha creado.

Pero Dios siempre nos da la oportunidad de convertirnos, de dejar atrás el mayor de los pecados. Para ello es necesario escuchar su propuesta, de la que nadie está excluido. En la Amazonía, Dios nos habla a través de los pueblos, una voz profética que nos advierte contra el peligro de la destrucción, la misma que en Sodoma y Gomorra acabó con un proyecto de sociedad que no quería mirar más allá y entender las consecuencias de una vida en la que sólo se piensa en satisfacer las propias necesidades, sin preocuparse con el sufrimiento del pobre y de la Madre Tierra.

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Contemplación

Contemplemos la imagen de este día y dediquemos un momento a reconocer nuestra propia vida y experiencia en la Iglesia y al servicio de la Amazonía para pedir luz en esta Palabra de Dios y así traer de vuelta todo lo vivido. Escribir mis peticiones particulares y permanecer en ellas durante este día. Hacemos una invitación a llevar un registro de todo lo que el Espíritu suscite en nosotros como preparación interior para poder asimilar mejor el proceso sinodal.

Cita para meditación de cierre


“No parece posible que alguien acepte que la realidad le marque límites. […] No pensemos sólo en la posibilidad de terribles fenómenos climáticos o en grandes desastres naturales, sino también en catástrofes derivadas de crisis sociales, porque la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca". (Querida Amazonía, 59).

Querida Amazonía 5

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