La secretaria de la CAL en "Raíces y Alas" Emilce Cuda: “La justicia social es constitutiva de la predica cristiana”
“Este es un país generoso, a pesar de todos los problemas”
Atender las causas de la migración forzada de personas como misión, dado que la migración es el gran drama del siglo XXI
“Los derechos sociales no son posibles si primero no garantizamos los derechos civiles”
Es necesario transferencia tecnológica entre el Norte y el Sur, para lo que las Universidades del Norte tienen que colaborar con sus recursos económicos para ayudar a las Universidades del Sur, que tienen cerebros brillantes
“Los derechos sociales no son posibles si primero no garantizamos los derechos civiles”
Es necesario transferencia tecnológica entre el Norte y el Sur, para lo que las Universidades del Norte tienen que colaborar con sus recursos económicos para ayudar a las Universidades del Sur, que tienen cerebros brillantes
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Siempre la justicia es social, porque la injusticia tiene causas sociales, una afirmación de Emilce Cuda en su intervención en el Congreso “Raíces y Alas”, que se celebra en Washington de 26 a 30 de abril, organizado por la Pastoral Hispana de Estados Unidos.
Hablar de justicia social en América Latina no es fácil, inclusive es algo que terminó en tragedia, con más de 200 dictaduras militares en cien años, lo que provocó persecución, muerte y exilio, afirmó la teóloga argentina, que recordó a su amigo y profesor, el ya fallecido Juan Carlos Scanone, el jesuita considerado el padre, o uno de los padres, de la Teología del Pueblo, corriente teológica influyente en el pensamiento del Papa Francisco, que decía que “la justicia social es constitutiva de la predica cristiana”.
Hablando de los diferentes tipos de justicia: retributiva, distributiva, la secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina se centró en la justicia como misericordia, propuesta por el Papa Francisco, pero que no es una novedad suya, insistía Emilce, que es “la lógica de la justicia que predicamos cuando predicamos del Evangelio”.
Al hablar de los migrantes en Estados Unidos, Emilce Cuda, que se presentó como migrante en este país, afirmó que es un país maravilloso, donde, por ejemplo, en sus universidades dan clases profesores de todo el mundo, algo difícil en otros países. “Este es un país generoso, a pesar de todos los problemas”, destacó, mostrando su deseo, como secretaria de la CAL, de ayudar a los migrantes, pero antes de migrar, “prever esa migración, que todas las personas que están en Latinoamérica tengan las condiciones sociales para una vida digna y no tengan que estar forzadas a migrar”.
Atender las causas de la migración forzada de personas como misión, dado que la migración es el gran drama del siglo XXI. La causa está en que el 62 por ciento de la población laboral activa mundial está estructuralmente desocupada, afirmó la secretaria de la CAL, lo que es consecuencia de la falta de condiciones para que esas personas consigan un trabajo asalariado, pues trabajan, pero de manera ilegal, sin protección legal.
Ante eso, el desafío es “buscar nuevos modos de reconocer el trabajo que ya están haciendo”, pues si no lo hiciesen, no sobrevivirían hasta el día siguiente. Es gente que trabaja en condiciones de esclavitud, aliándose con el narcotráfico, en condiciones de alta vulnerabilidad. La teóloga afirmó existir “muchos trabajos muy dignos, pero que los estados no los reconocen como actividad laboral”, lo que les deja sin protección social.
En ese punto enfatizó que “los derechos sociales no son posibles si primero no garantizamos los derechos civiles”, algo que salió del discurso actual, en una sociedad que entiende los derechos sociales como asistencialismo. En ese punto, Emilce afirmó que “las personas no son mascotas que estén pidiendo comida y agua. No podemos convertir los derechos sociales en un mero asistencialismo, necesitamos que las personas tengan derechos civiles”, es decir que “tengan la posibilidad de sentarse y tomar decisiones en los procesos económicos, pensando cómo se produce, cómo se consume, cómo se distribuye y cómo se reinvierte”.
Desde la CAL el desafío es poner en diálogo el Norte con el Sur, citando el evento “Construyendo Puentes”, en el que participó el Papa Francisco, “para que nuestras familias no estén obligadas a migrar a una Tierra Prometida a la que no llegan”. Para ello es necesario transferencia tecnológica entre el Norte y el Sur, para lo que las Universidades del Norte tienen que colaborar con sus recursos económicos para ayudar a las Universidades del Sur, que tienen cerebros brillantes. Eso hará posible que “las personas que quieran vivir en Latinoamérica puedan hacerlo”.