Comunicado del Congreso sobre Ecología Integral y Sínodo Amazónico, en Quito Nuestra Madre Tierra Agoniza
Se confirman una vez más “los gritos de nuestra Madre Tierra que agoniza y los gritos de sus hijas e hijos, seres vivientes en situación de dolor, exclusión y descarte”
"Dios se revela progresivamente y paulatinamente, según el corazón y las posibilidades de cada lugar”
“Estamos con el Papa Francisco, estamos con la Laudato Sí y la queremos seguir llevando a la vida”
“Estamos con el Papa Francisco, estamos con la Laudato Sí y la queremos seguir llevando a la vida”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
De hecho, “nunca nos abandonado y nos ha ido revelando su voz, su esperanza y su llamado a responder juntos a estos gritos de la realidad concreta de la Amazonía ecuatoriana y de todo el país”, según Mauricio, que resume el encuentro como “la convergencia de los distintos ríos, las regiones distintas, las instancias eclesiales distintas, los movimientos, organizaciones, pueblos, comunidades, todos juntos llegando como los ríos a un gran río, que tiene un caudal de esperanza, resistencia y de denuncia”.
Estos dos hechos, según Mauricio López, “son signos de esperanza”, con los que se quiere expresar que “estamos con el Papa Francisco, estamos con la Laudato Sí y la queremos seguir llevando a la vida”. Unas palabras que se concretan en el comunicado del congreso, asumido por los más de 300 participantes, dirigido “a todas las personas, pueblos y nacionalidades del planeta”, en el que se comienza afirmando que “Nuestra Madre Tierra Agoniza”.
El comunicado, dado a conocer al final de la Eucaristía de clausura, recuerda la memoria de “los servidores de los pueblos indígenas… y mártires de los pueblos amazónicos que han entregado su vida por la defensa de la vida”, recogiendo las aportaciones más destacadas de los dos días de reflexión y discusión, en los que se confirman una vez más “los gritos de nuestra Madre Tierra que agoniza y los gritos de sus hijas e hijos, seres vivientes en situación de dolor, exclusión y descarte”.
Esa realidad ha llevado a los presentes asumir una serie de compromisos con la vida, que deben llevar a la Iglesia a una acción profética en medio de una realidad amenazante. Para ello, los participantes se acogen “al corazón misericordioso de Jesús muerto y resucitado, vencedor del pecado y de la muerte, que nos habla desde la las periferias y las vulnerabilidades”.
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