Comentario al Evangelio del domingo Monseñor Ojea: “Que el Señor nos conceda aprender a mirar”
“La Iglesia de este tiempo tiene que mirar hacia donde mira Jesús y tiene que hacer visible lo invisible”
"La Iglesia tiene que dirigir su mirada al clamor y al grito de los pobres porque allí está la mirada de Jesús"
"Sacar todos los obstáculos que hacen invisible lo que debe ser visible, la realidad más inmediata y que nos dé luz para poder, al dirigir esa mirada, trabajar al servicio de los más pobres de esta tierra”
"Sacar todos los obstáculos que hacen invisible lo que debe ser visible, la realidad más inmediata y que nos dé luz para poder, al dirigir esa mirada, trabajar al servicio de los más pobres de esta tierra”
Luis Miguel Modino, corresponsal de RD en América Latina y Caribe
Una gran multitud rodeando a Jesús que salía de Jericó, así nos presenta Marcos el pasaje del Evangelio del domingo de la 30ª semana. Quien así lo ve es Mons. Oscar Ojea en su comentario semanal sobre el Evangelio de cada domingo.
El presidente del episcopado argentino distingue tres actitudes: “en primer lugar, la actitud de la multitud y tal vez de alguno de sus discípulos. Había un ciego al costado del camino que gritaba y ellos querían hacerlo callar porque molestaba; de alguna manera este ciego no existía”. Para Mons. Ojea, “este ciego pertenecía al paisaje habitual de la región y sin embargo parte de la multitud lo hace invisible, es como si no existiera, no podía gritar, era importante lo que decían de ellos, lo que ellos le demandaban a Jesús, no lo que gritaba el ciego”.
En segundo lugar, el obispo de San Isidro habla de la actitud del ciego, llamando a pensar en el drama de la ceguera. Para el prelado argentino, “no estar cerca ni de los colores ni de las formas y al mismo tiempo tener los ojos apagados hasta para ver la luminosidad de los ojos queridos; y el hecho de ser pobre, de estar al margen del camino y necesitado de pedir limosna, entonces sabe que va a pasar Jesús y le grita, clama a él con el título mesiánico: ‘Jesús, hijo de David, ten compasión de mí’”.
Para Mons. Ojea, “él esperaba en Jesús y por otro lado vemos la actitud de Jesús. Él es el que escucha atravesando ese bosque de ruidos de palabras y de inconvenientes que querían hacer callar al ciego; él se detiene y lo hace llamar, y el ciego tirando aquello que tenía, que era el manto, que era lo que tenía para recostarse, se acerca a Jesús, y Jesús con una delicadeza extraordinaria cuando uno espera que haga el Milagro, le dice: ‘qué quieres que haga por ti’. Le va a devolver su dignidad, lo hace para participar: ‘¿qué es lo que vos querés?’ No le impone nada, no lo atropella”.
El ciego, nos recuerda el obispo, “le dice ‘Señor que vea’, y finalmente lo incluye en el camino al ver ese ciego que estaba al borde, al margen del camino, pobre, marginado y ciego, va a aparecer siguiendo a Jesús, participando”. A partir de ahí, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina insistió en que “la Iglesia de este tiempo tiene que mirar hacia donde mira Jesús y tiene que hacer visible lo invisible”.
Recordando el reciente encuentro del Santo Padre con los movimientos populares, en un contexto en que la pandemia parece que va terminando, el prelado recordó que “allí han hecho una extraordinaria interpelación a los países poderosos, a los laboratorios, a los grupos financieros, a los medios de comunicación, en el fondo para detenerse ante la realidad de los que han sido más castigados por esta pandemia”.
Según Mons. Oscar Ojea, “la Iglesia, mucho más allá de las manipulaciones ideológicas que tantas veces utilizan a los pobres para hacerlos invisibles, mucho más allá de todo esto, la Iglesia tiene que dirigir su mirada al clamor y al grito de los pobres porque allí está la mirada de Jesús”. Para el obispo de San Isidro, “la Iglesia tiene que ser fiel a su Evangelio, por eso tiene que acompañar al papa Francisco en esta respuesta al clamor de los que claman por tierra, techo y trabajo”.
Finalmente pidió “que el Señor nos conceda aprender a mirar, sacar todos los obstáculos que hacen invisible lo que debe ser visible, la realidad más inmediata y que nos dé luz para poder, al dirigir esa mirada, trabajar al servicio de los más pobres de esta tierra”.