Caminar en la presencia del Señor

Jesús
El salmo 114 nos invita a caminar en presencia del Señor. Esta es la invitación que Yahvé hizo a Abrahán: “Camina en mi presencia y sé perfecto” (Gn 17,1). Y en realidad Abrahán fue un hombre justo que cumplió al largo de su vida este mandato del Señor. Por esta razón, como comenta la carta a los Hebreos, le fue contado en justicia: “Abrahán esperaba aquella ciudad que tiene cimientos firmes, de la cual Dios es arquitecto y constructor” (Hb 11, 10). “Todas estas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como tenían fe, las vieron de lejos y las saludaron reconociéndose a sí mismos extranjeros de paso por este mundo (Hb 11, 13).

El inicio del salmo es una aspiración de un hombre que alaba al Señor porque éste ha oído su súplica: “Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oido hacia mí el día que lo invoco” (v 1-2).El autor que del salmo se encontraba en un grave peligro: “Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron los lazos del Abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre el Señor: Señor salva mi vida” (v 3-4).

Y el Señor escuchó su voz suplicante: “El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo; el Señor guarda a los sencillos: estando yo sin fuerzas me salvó” (6). Agradece el salmista la bondad del Señor que escuchó su súplica y lo liberó. Luego el autor del salmo se dice a sí mismo: “Alma mía recobra tu calma, que el Señor fue bueno contigo, arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída” (v 8). La certeza de que el Señor está cerca de él le da seguridad para expresar su confianza en el Dios de la vida. Y se dice: “Caminaré en presencia del Señor, en el país de la vida” (v 9).Éste como el creyente Abrahán, es un israelita según el corazón de Dios.
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