Milagros Dadles de comer
El milagro es que dejemos de lado nuestro egoísmo para centrarnos en la necesidad del otro. Cuando esto ocurre, es cuando de verdad estamos “dando de comer” a nuestros hermanos
| Gemma Morató / Hna. Conchi García
En nuestra vida a veces pasan cosas que no podemos explicar, simplemente pasan. Imagino qué pensarían los discípulos de Jesús cuando estaban en la montaña y multiplicó el pan y los peces. Supongo que algunos quedarían sorprendidos, otros con la confianza puesta en Él y otros con incredulidad. A veces, en nuestra vida, pasan estas cosas… y la reacción de los discípulos es la nuestra, sin lugar a dudas.
Jesús les dice en el evangelio de Lucas: «Dadles vosotros de comer.» Pero ellos respondieron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.»
Esta frase que utiliza Jesús para decirles que les den de comer es la afirmación de que Jesús confío plenamente en nuestra manera de hacer, siempre que actuemos con sinceridad y de corazón. Es la certeza de que los discípulos tenían la capacidad de hacerlo, tenemos la capacidad de ello… pero no acabamos de creerlo. En seguida pensaron en comprar para traer comida, pero Jesús les hace ver que no se trata únicamente de algo externo, sino que les hace ver la fuerza que poseen en su interior. Somos más fuerte de lo que creemos, somos capaces de llevar a cabo muchas más cosas de las que hacemos.
Pero el milagro no es hacer milagros… eso es únicamente un hecho concreto donde se demuestra que el ser humano, cuando confía en Dios, puede ser aún más grande. Si no que el milagro es que multiplicamos panes y peces cuando somos capaces de amar, cuando escuchamos al otros, cuando dejamos de pensar en nosotros mismos para sentir el dolor de los demás…; el milagro es que dejemos de lado nuestro egoísmo para centrarnos en la necesidad del otro. Cuando esto ocurre, es cuando de verdad estamos “dando de comer” a nuestros hermanos.