María asiste a una boda que se celebra en Caná de Galilea. Jesús también asistió con sus discípulos (Jn 2,1-11).En un momento dado, María que sabe ver con mirada atenta, se da cuenta que el vino falta. Esto significaba una humillación para el novio que no había calculado bien la cantidad que se necesitaba para el número de invitados. Así pues la madre de Jesús recorre a su hijo:
“No tienen vino”. Jesús tiene una respuesta un tanto tajante a las palabras de su madre:
“Mujer aún no ha llegado mi hora”. Parece que Jesús adivina lo que le está pidiendo su madre. Pero ella sin titubear dice a los criados:
“Haced lo que él os diga”. De forma que Jesús se ve comprometido a cumplir el deseo de su madre.
Hace llenar de agua las tinajas destinadas para la purificación de los judíos y ordena que saquen un poco y lo lleven al maestro de ceremonia. Una vez probada el agua convertida en vino, éste llamó al novio y le dijo:
“Todo el mundo sirve primero el mejor vino a los invitados y cuando ya han bebido bastante, se sirve el vino corriente. Pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora”. Este fue el primer signo que Jesús realizó.
Si Jesús que no tenía ningún interés en realizar el primer milagro, y fue por la intervención de María, su madre, que lo realizó, no dudemos en recurrir a María para que interceda por nosotros en nuestras necesidades. Su Hijo no puede resistirse a sus peticiones. Texto: Hna. María Nuria Gaza.