Síguele y vívelo porque el Señor es el camino, la verdad y la vida Respirar
Sin tratarse solamente de un tiempo dedicado exclusivamente a la oración, el cuál necesitamos para alimentar nuestro interior, es en nuestro respirar de cada segundo donde también está Dios. Aunque no es fácil o muchas cosas nos acaparen en los quehaceres cotidianos, tenemos que encontrar ese tiempo de respirar con Dios, donde solo Él nos da lo que necesitamos en cada momento.
| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
¡Ahora respiro! Si, cada día es la acción más sencilla y vital que se va sucediendo, quizás sin más, pero siendo lo más importante de nuestra existencia.
De alguna manera estamos “enganchados a la agenda”, ya sea en papel, en el móvil u otro medio, vamos apuntando cosas que haremos o tenemos pendientes, etc… la semana finaliza y ya miramos la siguiente, y así sucesivamente… hay momentos en que los ritmos son más intensos pero qué bueno que en ese día a día y sin formar parte de “una obligación”, seamos conscientes de que respiramos, es decir, de que con todo lo que vamos haciendo, viviendo… también está Dios.
Sin tratarse solamente de un tiempo dedicado exclusivamente a la oración, el cuál necesitamos para alimentar nuestro interior, es en nuestro respirar de cada segundo donde también está Dios. Aunque no es fácil o muchas cosas nos acaparen en los quehaceres cotidianos, tenemos que encontrar ese tiempo de respirar con Dios, donde solo Él nos da lo que necesitamos en cada momento.
Quizás llegue el fin de semana y viva el encuentro con Él de otra manera más sosegada pero es cada día que acoge también lo que vivimos, lo que somos capaces de dar, de vivir y mejor sea desde su cercanía, que lo tengamos más presente.
Busquemos esos momentos que verdaderamente dan vida, sientes que respiras, vives, amas, te entregas, te da vida porque respiras a quien es sencillamente el motor de la propia existencia. Síguele y vívelo porque el Señor es el camino, la verdad y la vida.