El salmo 145 es un salmo muy apropiado para orar en el día de Nuestra Señora de la Merced, redentora de cautivos. Es tradición bien documentada que María se apareció al comerciante Pedro Nolasco hace ocho siglos y le inspiró la fundación de una congregación que se dedicara a la liberación de los cristianos cautivos en manos de los sarracenos. Este comerciante se deshizo de sus bienes para comerciar con los que tenían apresados en la cárcel y si era necesario él o sus seguidores se ofrecían en intercambio para liberarlos ya que eran tan duras las condiciones de estos prisioneros que peligraban de perder la fe.
Los encarcelados podían repetir:
“No confíes en los príncipes seres de polvo que no pueden salvar” (v3). Pero si podían confiar en los mercedarios que se ofrecían en rescate. María, la mujer siempre compasiva de las desgracias de los humanos les enviaba un libertador. Como reza el salmo:
“El Señor liberta a los cautivos” (v 7). Existen también hoy día muchas otras cautividades, también de ellas, pidamos al Dios fiel, compasivo y benigno, que nos libere para poder ser realmente hombres libres. Texto: Hna. María Nuria Gaza.