Dios... Una pequeña luz

Una pequeña luz
Una pequeña luz

Gracias Señor por las personas que suman en nuestras vidas, que saben estar especialmente cuando más las necesitas. Es fácil juntarse para una fiesta pero qué valor tiene las que ayudan, abrazan en la dificultad, en la fragilidad.

Leí en una oración lo siguiente: “Dios es esa pequeña luz que, colándose, todo lo ilumina; ese abrazo que estaba necesitando, que esperaba…” Me hace pensar sobre todo en los momentos de dificultad, en cuánto necesitamos que Dios se cuele en nuestras vidas, nos fortalezca e ilumine las sombras, aquello que duele e incluso a veces parece que no volverá la luz.

Qué difícil se hace cuando tienes a alguien cerca, cuando se comparte una preocupación y no puedes dar ese abrazo físicamente y es ahí donde se cuela lo que verdaderamente se ha ido sembrando, en el corazón que te hace llegar al otro, acogeros mutuamente y sin poder dar la palmadita en la espalda o abrazar, más que decir, es el sentir que no se está solo, que también se respira en esos momentos de lágrimas junto a alguien, que quien te quiere oxigena ese instante de fragilidad, y ello a pesar de lo que duele, es un momento de gracia donde Dios está ahí, en esa pequeña luz que ilumina la propia mirada en búsqueda de esperanza.

Gracias Señor por las personas que suman en nuestras vidas, que saben estar especialmente cuando más las necesitas. Es fácil juntarse para una fiesta pero qué valor tiene las que ayudan, abrazan en la dificultad, en la fragilidad. Ahí está la riqueza del tiempo de la vida compartido desde el amor que acoge, acompaña, va haciendo camino junto al otro en el tiempo de reír, tiempo de llorar, en el tiempo del hoy que se vive ¡Cuidemos los gestos que son evangelio para otros! 

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