La ventana de enfrente
Creo que a veces somos más conscientes de lo que vivimos y lo valoramos cuando vemos el sufrimiento en la vida de los otros. A veces, los que sufren los tenemos cerca. Leía en el muro de un familiar la siguiente frase: “Nunca sabes cuándo será la última vez que veas a alguien querido”…..; Dicha frase cobra más sentido cuando sabes que la pone unas semanas después de que falleciera un ser querido inesperadamente y rápidamente. Es ahí donde nos toca verdaderamente lo que más nos duele, alguien a quien queremos y que ya no veremos físicamente. Es duro y tantas veces injusto a nuestros ojos humanos, pero la vida tiene “una fecha de caducidad” en esta tierra para entrar en la vida eterna para los cristianos. Ello no nos va a evitar nunca la pena, ese tiempo de dolor, que nos ayudará a fortalecer, incluso a estrechar lazos y ojalá a saber vivir nuestra propia vida amando, valorando a quienes llevamos en el corazón y tenemos cerca de nosotros.
Ahora estoy ante una ventana abierta donde puedo ver la riqueza de la naturaleza, donde hay paz, sosiego, la luz del día soleado acompaña. Hay que aprovechar esos momentos porque también habrá días que desde esa ventana, el día se nuble, las tormentas nos sorprendan pero todo ello forma parte de la propia vida. Aprendamos a saber vivir el hoy con aquello que nos depara y confiemos en el Dios que pone su mirada en nosotros desde cada ventana. Texto: Hna. Ana Isabel Pérez.