"Estoy seguro de que Francisco nos ayudará a regocijarnos en nuestra fe", dice el obispo de Estocolmo Anders Arborelius: "Para la población sueca el Papa puede ser un mensajero de esperanza y paz"
(Cameron Doody).- El Papa Francisco viaja este lunes a Suecia para dar comienzo al 500 aniversario de la Reforma de Lutero. RD ha hablado con el obispo católico de Estocolmo, el fraile carmelita descalzo Anders Arborelius, para preguntarle por sus expectativas y esperanzas respecto al viaje apostólico.
¿Qué significa la visita papal a Suecia para usted personalmente y para la diócesis a la que está al cargo?
Como obispo, es un don providencial poder recibir al Santo Padre como huésped en nuestra diócesis y nuestro país.
El propósito prinicipal de la visita es el evento histórico en la Catedral de Lund en el que católicos y luteranos recordarán la Reforma en un espíritu de reconciliación y diálogo. Estoy muy contento que el Santo Padre también quiere celebrar una misa para nuestro pequeño y humilde rebaño que, en su mayor parte, ha venido aquí desde otros países.
La personalidad del Papa, su sencillez y amor de los pobres, ha abierto la puerta de la Iglesia a muchos. Espero que su visita ayudará a que muchos se acerquen más a Jesús.
¿Cuál es su apreciación del diálogo católico-luterano en Suecia en esta etapa de su historia, en vísperas de la visita papal? ¿Cuáles son los obstáculos que aún quedan a la comunión plena entre las dos comunidades?
El ambiente y cooperación ecuménicos en Suecia son muy armoniosos. El Consejo Ecuménico de Suecia, SKR, lo componemos 26 iglesias y trabajamos juntos, especialmente en los asuntos sociales, a favor de los refugiados, etc.
Como católicos somos privilegiados, porque podemos usar iglesias luteranas para nuestros actos litúrgicos allí donde no tenemos iglesia propia. A nivel humano y personal, tenemos una relación excelente no solo entre luteranos y católicos, sino entre todas las denominaciones. También a nivel interreligioso las relaciones son muy buenas.
En cuanto al diálogo teológico, hay algunas cuestiones que no son tan fáciles de tratar: los sacramentos, el misterio de la Iglesia, el ministerio y, por supuesto, las cuestiones históricas: María, los santos, y el Papa. Aún así, es muy interesante ver cuan ansiosos están los luteranos para recibir al Santo Padre para este evento, ¡como si su visita de alguna forma hiciera que la gente se olvidara completamente de la Reforma!
También hay cuestiones éticas en las que muchos luteranos, aunque no todos, tienen perspectivas diferentes a las nuestras: el matrimonio, las relaciones entre personas del mismo sexo, el aborto, etc... Aún quedan muchas más cuestiones para diálogos futuros.

¿Cree usted que en este año anterior al 500 aniversario de la Reforma podríamos ver al Papa Francisco "rehabilitando" a Lutero formalmente, incluso levantando su excomunión?
No, yo creo que no. Hay también muchos luteranos en Suecia que son muy críticos de las ideas de Lutero. La excomunión es un tipo de aviso: "Conviértase, haga penitencia y reconcíliese con la Iglesia"; uno solo puede ser excomulgado mientras viva.
A pesar de ello, esperamos que Lutero pueda encontrar la paz eterna de algún modo. Algunas de sus ideas no pueden ser reconciliadas con nuestra fe católica. Su odio de los judíos es algo terrible. Pero desde luego hay muchas cosas buenas en su doctrina, como la justificación, que es algo en que los católicos y luteranos podemos estar de acuerdo.
En 2009, con el documento Anglicanorum coetibus, el Papa Benedicto XVI estableció provisiones para anglicanos que quieran entrar en comunión con la Iglesia católica aún preservando elementos de su patrimonio espiritual y litúrgico. ¿Cree que el Papa Francisco establecerá una estructura similar para los luteranos? ¿Serán un paso positivo para la Iglesia católica en Suecia provisiones de este tipo?
No, no creo. Los anglicanos están más cercanos a la Iglesia católica en algunos aspectos y la parte anglo-católica es mucho más importante que la parte de la "Iglesia alta" de los luteranos. No creo que haya parroquias enteras o grupos grandes de luteranos que quieren hacerse católicos, aún si se les ofreciera la posibilidad.
Para nuestra diócesis, pequeña como es, un ordinariato sería algo muy complicado. Siempre hay luteranos que se convierten, pero últimamente hemos tenido más conversos de las Iglesias libres.

¿Cuáles son los retos a los se enfrentan usted y su diócesis en Suecia, un país en el que miembros de la Iglesia forman una parte tan pequeña de la población?
El primer reto es encontrar a los católicos que vienen a Suecia de forma tan numerosa: refugiados de Siria y Eritrea, trabajadores de Polonia y Ucrania, etc... No tenemos estadísticas oficiales, así que las tenemos que buscar. El segundo es unir a los fieles que vienen de todo el mundo y hacerles sentir en casa. El tercero es transmitir la fe a los jóvenes.
Incluso hoy en día se nos mira a los católicos como algo extraño y un tanto raro, con lo que no es tan fácil para un joven sentirse aceptado en Suecia. Pese a esto, aún hay un ambiente de esperanza entre los católicos porque somos una Iglesia creciente. Nuestra situación ha mejorado últimamente y los perjuicios anti-católicos están disminuyendo entre la población en general.

¿Qué es lo que desea que diga el Papa Francisco a la Iglesia que lidera usted? ¿A la sociedad sueca en general?
Estoy seguro de que el Papa nos acercará a Jesús y que nos ayudará a regocijarnos en nuestra fe. Espero que muchos católicos no practicantes vuelvan a la fe cuando el Papa les recuerde de la belleza y la verdad de Jesús y su Iglesia.
Para la población de Suecia como tal el Papa puede ser un mensajero de esperanza y de paz en un mundo de conflicto e injusticia, y tal vez pueda abrir los ojos de algunos al misterio de un Dios misericordioso, el que tanto hace falta en nuestra sociedad secularizada e individualista.
¿Cuáles son las lecciones que la Iglesia global puede aprender de la Iglesia sueca?
No me atrevería a decir que tengamos mucho que ofrecer a la Iglesia universal. Pero de todas formas ya somos una Iglesia muy universal, porque en cada parroquia pequeña tenemos fieles de todo el mundo. Intentamos vivir nuestra fe juntos: hay choques y conflictos pero todavía cooperamos y rezamos juntos, venimos juntos a la misma misa y adoramos al mismo Dios. La oración y la contemplación son muy importantes para nosotros en un ambiente muy secular.
Somos pocos, pero también es posible ser agradecidos y felices por los pocos que se mantienen fieles a la Iglesia. Éste es a menudo mi mensaje a católicos en otras partes de Europa donde el número de fieles se está disminuyendo. Dios aún está con nostros, con lo que ¡por qué lamentarnos!
