"Estos niños, que no han cometido ninguna falta, están expuestos a un enorme riesgo en las cárceles superpobladas”. Así lo declara Giovanni Paolo Ramonda, presidente de la Comunidad, a raíz de las noticias sobre la propagación de la pandemia en las cárceles italianas, empezando por la de Rebibbia. Y pide que se conceda a las madres y a sus hijos que sean acogidos en hogares de guarda y, cuando esto no sea posible para sus madres, que se liberen a estos niños mediante su colocación en casa de familiares y/o familias de acogida adecuadas.
Hacinamiento de las cárceles
La actual pandemia, según la Comunidad de Juan XXIII, reabre una de las profundas heridas del derecho penal italiano. La Ley n° 62/2011, sobre el tema de las madres reclusas, tiene límites que deben ser superados. Si las perspectivas de reforma ya eran urgentes, ahora son aún más exigentes debido al hacinamiento de las cárceles.
"Es esencial adoptar medidas excepcionales e inevitables – concluye Ramonda – como el hecho de no permitir que ningún niño siga cumpliendo su condena en prisión con sus madres. Que el país se preocupe por el destino de estos niños que viven en prisión sin culpa alguna. Que la nación no dé la espalda y proteja a estos niños suyos".