"Por los esfuerzos humanitarios" del misionero lazarista argentino" Eslovenia propone al padre Opeka para el Premio Nobel de la Paz
Según el gobierno esloveno, el padre Opeka y la comunidad de Akamasoa que creó en Madagascar, son el símbolo de un compromiso concreto y global en la lucha contra la pobreza, la marginación y la injusticia
"Los esfuerzos humanitarios del misionero y sus colaboradores en Madagascar se han convertido en un proyecto de paz global en la lucha contra la pobreza, la marginación y la injusticia, para que los pobres de todo el mundo puedan llevar una vida digna", dice el gobierno
"El lazarista ha librado muchas batallas contra la pobreza, dando esperanza a quienes viven en los márgenes de la sociedad y ofreciéndoles nuevas oportunidades para una vida más digna"
Unos 500 nativos trabajan en la "Ciudad de la Amistad", mientras que un total de 4.000 personas trabajan en las canteras, en las pequeñas granjas y en los diversos talleres y tiendas
"El lazarista ha librado muchas batallas contra la pobreza, dando esperanza a quienes viven en los márgenes de la sociedad y ofreciéndoles nuevas oportunidades para una vida más digna"
Unos 500 nativos trabajan en la "Ciudad de la Amistad", mientras que un total de 4.000 personas trabajan en las canteras, en las pequeñas granjas y en los diversos talleres y tiendas
(Vatican News).- El Primer Ministro de Eslovenia, Janez Janša, ha propuesto la candidatura del misionero lazarista Padre Pedro Opeka, presbítero argentino de origen esloveno, y de la comunidad de Akamasoa, la "Ciudad de la Amistad", fundada por él en las afueras de Antananarivo, en Madagascar, para el Premio Nobel de la Paz 2021.
Para el premier, el clérigo y la comunidad de Akamasoa, que el Papa Francisco visitó el 8 de septiembre de 2019 durante el viaje apostólico a Mozambique, Madagascar y Mauricio, persiguen los objetivos de las Naciones Unidas.
"Los esfuerzos humanitarios del misionero y sus colaboradores en Madagascar se han convertido en un proyecto de paz global en la lucha contra la pobreza, la marginación y la injusticia, para que los pobres de todo el mundo puedan llevar una vida digna", explica el portal del Gobierno de la República de Eslovenia. Janša también recordó lo que el ex presidente de Madagascar, Hery Rajaonarimampianina, dijo en 2014 sobre el padre Opeka, al que describió como "un faro vivo de esperanza y fe en la lucha contra la pobreza".
Padre Opeka: 50 años ayudando a los más pobres
"El lazarista ha librado muchas batallas contra la pobreza, dando esperanza a quienes viven en los márgenes de la sociedad y ofreciéndoles nuevas oportunidades para una vida más digna. Lleva casi 50 años ayudando a los más pobres entre los pobres, a los sin techo y a los últimos, permitiéndoles llevar una vida independiente, proporcionándoles educación, trabajo e independencia financiera".
La comunidad de Akamasoa, que cumplió 30 años en 2019, abarca ahora más de 18 aldeas, donde personas y familias que antes no tenían hogar viven en más de 4 mil casas de ladrillo. Ofrece a los niños y jóvenes una educación integral, desde el jardín de infantes hasta la universidad, y en la actualidad unos 13 mil están incluidos en el sistema escolar.
"Ciudad de la Amistad" en Madagascar
Los jóvenes también tienen la oportunidad de formarse en diversas profesiones. Akamasoa también cuenta con seis clínicas, tres hospitales, cuatro estructuras sanitarias para la maternidad y 18 campos deportivos. Gracias a los esfuerzos del padre Opeka y sus colaboradores, se ha ayudado a más de medio millón de personas pobres en Madagascar y Akamasoa consigue proporcionar unos 5 millones de comidas cada año.
Unos 500 nativos trabajan en la "Ciudad de la Amistad", mientras que un total de 4.000 personas trabajan en las canteras, en las pequeñas granjas y en los diversos talleres y tiendas. Además de Akamasoa, el padre Opeka ha creado varias estructuras educativas en el país, ahora gestionadas por instituciones estatales.
Entre otras cosas, el religioso enseña a los jóvenes a respetar la naturaleza, apoya firmemente la reforestación y la protección de los bosques -el 70% de los cuales han sido destruidos en Madagascar- y cada año, junto con muchos jóvenes, planta unos 50.000 plantones. La comunidad de Akamasoa tiene amigos, donantes y partidarios en varios países del mundo, y su ejemplo les enseña a ayudar a los más vulnerables.