"Sería un encuentro personal", apunta el metropolita Hilarión Kirill y Francisco podrían reunirse a lo largo de este año
Se vieron por primera vez, rompiendo un silencio de casi mil años, en 2016, en el aeropuerto de La Habana. Y quedaron en volver a encontrarse. Incluso, se estaba planeando un histórico viaje del Papa a Moscú. La invasión rusa de Ucrania, y la distinta toma de posiciones de ambos líderes religiosos pareció cerrar esa puerta
Un mes después de comienzo de la invasión rusa, el Papa Francisco y el Vaticano siguen incrementando el tono de sus condenas a la guerra, aun sin citar a Rusia, y se postulan como posibles mediadores. Kirill, entretanto, ha tomado claro partido por Moscú
Se vieron por primera vez, rompiendo un silencio de casi mil años, en 2016, en el aeropuerto de La Habana. Y quedaron en volver a encontrarse. Incluso, se estaba planeando un histórico viaje del Papa a Moscú. La invasión rusa de Ucrania, y la distinta toma de posiciones de ambos líderes religiosos pareció cerrar esa puerta, pero Francisco y Kirill podrían finalmente verse a lo largo de este año.
"Sería un encuentro personal", ha declarado el metropolita Hilarión, durante un programa en la televisión rusa, en la que añadió que "la reunión, espero, tendrá lugar en el transcurso de este año". Cabe recordar que Bergoglio y el patriarca de Moscú ya han mantenido un encuentro, en esta caso virtual, hace diez días, con motivo de la guerra en Ucrania.
El anuncio de Hilarión contrasta con las palabras del secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, quien admitió el pasado 9 de marzo dificultades en la preparación del encuentro para el que, en su opinión, "no había ninguna posibilidad de momento".
Un mes después de comienzo de la invasión rusa, el Papa Francisco y el Vaticano siguen incrementando el tono de sus condenas a la guerra, aun sin citar a Rusia, y se postulan como posibles mediadores. Kirill, entretanto, ha tomado claro partido por Moscú, lo que ha provocado una fuerte división en la Iglesia ortodoxa fiel al patriarcado, y una curiosa 'unidad del sufrimiento' entre los ortodoxos residentes en Ucrania.
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