El arzobispo de Seúl, ante el espíritu del recién inaugurado Jubileo de la Esperanza "Nos aferramos a la esperanza de que eventualmente se produzca la reunificación con Corea del Norte"

“En las graves circunstancias actuales en Corea, me llamó especialmente la atención el papel proactivo asumido por los jóvenes al articular sus propuestas y cultivar una cultura de protesta pacífica”. Palabras de esperanza del arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, Peter Soon-taick Chung, en entrevista con SIR sobre cómo Corea, un país que atraviesa una inesperada crisis política que ha puesto en peligro la democracia, se prepara para vivir el Jubileo de la Esperanza y de la JMJ de 2027, que se celebra en la capital surcoreana.

En medio de esta situación, y de cara a este Jubileo 2025, el arzobispo quiere transmitir un mensaje sobre nuestra identidad como iglesia llena de esperanza, iglesia peregrina e iglesia proclamadora", porque “a pesar de varios trastornos en nuestro panorama político, el pueblo coreano está buscando seria y pacíficamente caminos para restaurar nuestros orgullosos valores democráticos".

"Justo cuando comenzaba el nuevo año según el calendario litúrgico, nuestra nación se enfrentó a una ola inesperada de agitación política. Sin embargo, en lugar de sucumbir a las adversidades de esta época tumultuosa, nuestro pueblo participó en el esfuerzo pacífico de reescribir la narrativa de una restauración 'democrática'”, subraya el arzobispo, en alusión al fallido autogolpe de Estado del presidente surcoreano de hace un mes.

"La repentina declaración de ley marcial del presidente Yoon fue anulada exitosamente mediante procesos democráticos establecidos dentro de la Asamblea Nacional, que ahora está llevando a cabo un proceso de destitución contra el presidente. De esta manera, la población ha demostrado su serio compromiso de buscar soluciones pacíficas a los dilemas democráticos", destaca.

Aferrados a la reunificación

Pero el problema no está solo dentro, sino también fuera, en la vecina (y hermana) Corea del Norte. "Corea del Sur y del Norte comparten un vínculo intrínseco a través de una etnia, cultura, idioma e historia comunes. Aunque el panorama político actual entre las dos naciones, así como en el contexto internacional, está plagado de tensiones, nos aferramos a la esperanza de que eventualmente se produzca la reunificación", apunta Peter Soon-taick Chung.

"La Iglesia coreana cree firmemente que debe asumir un papel de liderazgo en la promoción de la paz dentro y fuera de nuestra sociedad, sirviendo como una 'Iglesia puente'. Además, percibimos como un imperativo constante orar con perseverancia por los ciudadanos de Corea del Norte, que luchan bajo dificultades cada vez mayores en medio de temperaturas gélidas y un clima económico en deterioro"

Sin embargo, el arzobispo de Seúl es plenamente consciente de que "en la sociedad estrechamente controlada de Corea del Norte, parece que el mensaje edificante del Jubileo proclamado por el Santo Padre no se ha difundido entre la población norcoreana. Por el momento no disponemos de información actualizada y específica sobre los residentes, entidades o el gobierno de Corea del Norte. En un entorno tan altamente regulado, la expresión más profunda de 'esperanza' para los ciudadanos bien puede venir en forma de restauración de los derechos humanos básicos".

Sin duda, donde se muestra mucho más esperanzado es en cuanto al papel de la juventud. Lo palpa en el ambiente que se está creando de cara a la celebración, dentro de dos años, de la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl.

"Los jóvenes coreanos a menudo se sienten impulsados por la competencia y expresan una sensación de estar abrumados en medio de las rápidas corrientes de la vida contemporánea. Sin embargo, creo firmemente en su capacidad para descubrir su propio sentido de 'esperanza' y realizarlo participando en una transformación positiva". 

"Mientras nos embarcamos en los preparativos para la JMJ 2027, nuestro objetivo es hacer de esta celebración un lugar donde el entusiasmo y la esperanza de los jóvenes coreanos puedan compartirse con los jóvenes de todo el mundo, promoviendo un intercambio mutuo de inquietudes y una fe compartida en Jesucristo", señala el arzobispo de Seúl.