"La extrema importancia de predicar la misericordia de Dios" Padre Barbulyak: "En la guerra es donde el amor corre el riesgo de desaparecer"

Un edificio alcanzado por un dron en Dnipro, Ucrania
Un edificio alcanzado por un dron en Dnipro, Ucrania

El padre Oleh Barbulyak es uno de los seis sacerdotes greco-católicos que se encuentran estos días en Roma con motivo del Jubileo

Las bombas masacran sin distinción, nuestra misión es enseñar a orientar el corazón hacia los necesitados, creyendo que Dios puede transformar el sufrimiento más grande en el bien más grande

(Vatican News).- «Me resulta muy difícil viajar fuera de Ucrania, porque cuando te vas te sientes preocupado y responsable de los que se han quedado. Pero como sólo eran cuatro días, decidimos ir». El padre Oleh Barbulyak, uno de los seis sacerdotes greco-católicos que se encuentran estos días en Roma con motivo del Jubileo de los Misioneros de la Misericordia, reitera a los medios vaticanos la importancia de haber participado en este Año Santo.

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«En Ucrania -dice- cada día cae en algún lugar un misil o un dron, cada día en el ataque ruso alguien pierde la vida: adultos o niños, hombres o mujeres, pues las bombas no hacen diferencia. Sin embargo, para nosotros era importante participar en este acto organizado por la Sede Apostólica. Estamos aquí no sólo para participar en el curso organizado para los misioneros de la misericordia, sino también para ofrecer aquí en Roma, en la Basílica de San Pedro, nuestras oraciones por Ucrania, por nuestro pueblo, por nuestros militares, por todo nuestro pueblo».

Misioneros de la misericordia de Ucrania con el arzobispo Fisichella

Misericordia en tiempos de guerra

Los Misioneros de la Misericordia han recibido del Papa Francisco las mismas facultades para absolver pecados que son competencia estricta de la Sede Apostólica, pero no sólo. Se les ha confiado la tarea especial de promover el Sacramento de la Reconciliación y encarnar la misericordia de Dios en su ministerio pastoral. ¿Qué significa llevar a cabo esta misión en el contexto de una guerra que causa tanto sufrimiento y profundos traumas? Para el padre Oleh, «es una pregunta muy difícil».

Lo primero que hay que decir, observa, «es que la misericordia de Dios nunca es difícil de predicar a los que creen. Para entender la misericordia de Dios, es necesario entender qué tiene que ver la misericordia de Dios con el mal. La misericordia de Dios es para todos los que pueden aceptarla. No es algo que se pueda imponer. Cuando hablamos de la misericordia de Dios y del amor de Dios en tiempos de guerra, para quienes no tienen fe seguirá siendo invisible, porque las personas tienen la tentación de culpar a Dios de todo lo que sucede. Las personas de fe entienden que las guerras y todos los acontecimientos terribles suceden porque las personas no creen en Dios, no quieren aceptar su amor y su verdad.

La guerra actual en Ucrania es una guerra construida sobre mentiras. Parece que en la sociedad actual cada uno puede tener su propia verdad, y este enfoque permite a algunos justificar esta guerra. Para nosotros los cristianos, sin embargo, sólo hay una verdad objetiva, y esta verdad siempre es revelada al hombre por Dios a través de su ley moral, sus «mandamientos».

El amor corre peligro de desaparecer

El sacerdote señala que fuera de Ucrania esta guerra se ve de otra manera. Cuenta un episodio que le ocurrió el otro día, cuando él y los demás sacerdotes del grupo estaban en una tienda de Roma. La vendedora, al enterarse de que eran ucranianos, dijo: «Oh, allí todo está tranquilo ahora». «Entonces le enseñé las fotos de los bombardeos en Dnipro y otras partes de Ucrania, y le dije que nos bombardean todos los días. Y ella respondió: 'No hablan de ello en nuestras noticias'.

Otra imagen de los misioneros de la misericordia de Ucrania, durante su peregrinación

Sí, la guerra en Ucrania se percibe de otra manera. En la guerra es donde el amor corre el riesgo de desaparecer». De ahí la extrema importancia de predicar la misericordia de Dios.

«En Ucrania -continúa el sacerdote- las confesiones se han vuelto diferentes, hay más dolor, más miedo, a veces más desesperación,más preguntas en las confesiones. Pero la tarea de todo confesor, y no sólo del misionero de la misericordia, es ayudar a la gente a comprender que la sociedad, bajo la influencia de las noticias negativas, corre el peligro de dejar que el odio entre en su corazón, y por eso es necesario canalizar correctamente las propias emociones. Lo mejor es no pensar a quién odiar, a quién culpar, sino canalizar nuestra fuerza en apoyar a los necesitados, en rezar por nuestros soldados, porque esto es lo que da fruto. Porque cuando empezamos a odiar, nos volvemos como los agresores».

El corazón de la misión: dar esperanza

El padre Oleh relata que al principio de la guerra a gran escala él, como muchos ucranianos, estaba «atrapado» en las noticias: las leía donde podía, se dormía y se despertaba preocupado por lo que estaba pasando y dónde. Entonces -recuerda- me di cuenta de que estaba haciendo algo mal. Este no es mi trabajo. ¿Qué me aporta? Estoy perdiendo tiempo y energía. ¿Qué puedo hacer yo? Servir, confesar, celebrar la liturgia, reunir a la gente para rezar, darles esperanza, cuya fuente es el Señor, dar Dios a las personas. Esta es la tarea de todo sacerdote hoy: llevar esperanza, misericordia, amor a la gente, porque Dios puede transformar el mayor sufrimiento en el mayor bien. Dios es capaz de hacer milagros, pero debemos aprender de Él a ser pacientes, a conocer la verdad. Pero no como queremos verla, sino como es en realidad. El fundamento de la vida humana debe volver a ser la verdad de Dios».

La confesión detiene el mal

En el Vaticano, los sacerdotes de Ucrania rezan por la paz, una paz justa y duradera. «También queremos rezar -añade el padre Oleh- para que todo el mundo comprenda la verdad sobre la guerra, para que entienda lo que es la guerra. Y lo más importante es que la gente que escuche esta verdad sea capaz de aceptarla. La confesión es una oportunidad para detener el mal en la vida, es una oportunidad para cambiar. Los misioneros de la misericordia, como cada sacerdote, cada confesor, son de hecho personas que detienen el mal, que dan a una persona la oportunidad de un futuro diferente».

Tras el Jubileo de los Misioneros de la Misericordia, el padre Oleh y otros sacerdotes de su grupo regresarán a su país. «Volveremos con nuestra gente en Ucrania - concluye - para estar allí con ellos. Más allá de si está bombardeada o no, es nuestra tierra, nuestra gente, nuestra Iglesia, y estamos llamados a vivir y servir por ellos».

Ucrania y el equilibrio de poder: un análisis inter-regional

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