Presentación de ‘¡Viva la poesía!’, el libro del Papa Francisco, editado por Antonio Spadaro El hilo poético que, entre tinieblas y luces, une al Papa con Francisco de Asís

En el bello salón del Comendador de la ASL, un antiguo hospital (imagen evocadora del hospital de campaña de Francisco) se presentó ayer el nuevo libro del Papa, ¡Viva la poesía!, editado por el jesuita Antonio Spadaro sobre la importancia de la poesía y del lenguaje poético en la vida del Papa Francisco.

Con una mesa de postín, en la que ejercía de morador, Andrea Monda, director de L’Osservatore romano, acompañado del cardenal Víctor Manuel Fernández, de la poetisa Maria Grazia Calandrone y el propio editor del libro.

En la obertura de la ceremonia, Andrea Monda recalcó que “este libro es un grito” sobre la importancia que el Papa Francisco concede a la lectura de la literatura y de la poesía y, por eso, en el libro, como recordó el director del periódico del Papa, “Francisco pide que se creen cátedras de poesía en las Universidades católicas”.

Si alguien conoce bien el florido lenguaje del Papa, teñido de figuras poéticas, es uno de sus amigos y más cercanos colaboradores desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires, el actual prefecto de Doctrina de la Fe, cardenal ‘Tucho’ Fernández. Tanto es así que una de las cosas que les vinculó a ambos fue “el gusto por la lectura y por la poesía”.

Y el purpurado se atrevió incluso a aventurar que, de hecho, la elección por parte del Papa del nombre de Francisco se debe a que la  vida del santo de Asís es “una poesía en todos los sentidos”.

Poesía del Papa que, para Fernández, es “oasis de luz entre las sombras” y, por eso, “estoy seguro de que , en este último mes, la poesía de la vida le ha reconfortado”.

De hecho, Fernandez recordó que Francisco, de joven, fue ‘maestrillo’ (en la jerga jesuítica, profesor de literatura), porque el poder de los libros le fascinó desde que era niño.

Poesía de la vida tan presente en los poetas sociales, que tanto cita el Papa, o en los poetas callejeros (y sin dinero para imprimir su obra), a los que cita en ‘Querida Amazonía’

Porque, según Fernández, “en Dilexit Nos, el Papa habla siempre de la necesidad de evitar el proselitismo y, al mismo tiempo, anunciar a Cristo. ¿Cómo se hace eso? Con la poesía”. Algo que él mismo Francisco pone en práctica sobre todo a través de “su lenguaje simbólico y gestual”.

Y el prefecto del dicasterio romano concluyó su intervención deseando que el libro “sea leído por todos los que quieren interpretar a Francisco de una forma integral”.

En su apasionada intervención, la poetisa Maria Grazia Colandrone aseguró que, a su juicio, “el Papa, a pesar de analizar en profundidad el mundo contemporáneo, tiene la valentía de esperar”.

Por último, el editor, Antonio Spadaro, comenzó asegurando que “la referencia a la poesía en el Papa es algo primario, no secundario” y, en un mundo en el que “el lenguaje de la diplomacia está superado y en el que la política se ha convertido en teatro”, el Papa crea un lenguaje nuevo, preñado de gestos, “para crear esperanza”.

“Este interés por la poesía lo tuvo siempre, también como pontífice. En sus exhortaciones apostólicas, encíclicas y discursos a menudo ha usado la poesía. Diría que ha expresado sus contenidos teológicos a través del lenguaje poético. Cuando entrevisté al papa Francisco en el 2013, en la primera entrevista, él dijo con gran claridad que la Iglesia necesita genialidad. Y por tanto recurrir a los poetas hoy significa pedir, casi llamar a la puerta de los poetas y de los artistas para ayudar a la Iglesia a ser genial en estos tiempos difíciles”, explicó el editor.

Y quizás también por eso, Spadaro asegura que “el verbo que más le gusta al Papa es el verbo desbordar, rebasar los límites, las fronteras, porque ahí es donde siempre se hace experiencia de Dios”.

Para Spadaro, junto a la esperanza y la desborde, al Papa le gusta el pensamiento incompleto y, además, el deseo es un elemento central de su discurso.