Colaboró con el jesuita en el Centro Aletti de Roma en la década del 2000 Una víctima de Rupnik: "'Soy sacerdote, no te preocupes, tengo una mirada pura sobre ti', me decía"

Marco Rupnik
Marco Rupnik

“Intervenía en mis lecturas, quería que leyera sus libros, intervenía en mi forma de vestir, 'no eres suficientemente femenina, no sabes vestir como una mujer cristiana'. Todos los ámbitos de la vida fueron sometidos lentamente a su mirada", señala la mujer

La mujer -que asegura que otras personas con las que coincidió en aquellos tiempos en el taller “experimentaron lo mismo” que ella en relación al artista, y “abandonaban el Centro Aletti de sopetón"- reconoce que no sufrió “agresiones” por parte de Rupnik, pero sí "gestos inapropiados, repetidos y argumentados espiritualmente”

"Sí, me escapé, sin explicar, sin entender, estaba perdida. Sus gestos, su influencia me producían una angustia enorme. Tuve una crisis psicológica y busqué ayuda. Pensaba que estaba loca, me sentía enormemente avergonzada, creía que yo lo había causado todo, que era culpa mía, y tardé años en darme cuenta de que era al revés”.

Es el testimonio de una mujer que, en la década del año 2000, trabajó con Marko Rupnik en el taller de arte que el jesuita esloveno tenía en Roma, y del que acabó huyendo tras una serie de “gestos inapropiados” y de sentir “que su presencia invadía mi vida también a nivel personal”, según relata en La Reppublica.

"No eres suficientemente femenina"

“Intervenía en mis lecturas, quería que leyera sus libros, intervenía en mi forma de vestir, 'no eres suficientemente femenina, no sabes vestir como una mujer cristiana'. Todos los ámbitos de la vida fueron sometidos lentamente a su mirada. Si te distanciabas, la respuesta era 'hay una lista de artistas esperando entrar, si no trabajas bien te vas'. Hoy me doy cuenta de que en algún momento me sometí a él”, señala.

Marko Ivan Rupnik
Marko Ivan Rupnik

La mujer -que asegura que otras personas con las que coincidió en aquellos tiempos en el taller “experimentaron lo mismo” que ella en relación al artista, y “abandonaban el Centro Aletti de sopetón"- reconoce que no sufrió “agresiones” por parte de Rupnik, pero sí "gestos inapropiados, repetidos y argumentados espiritualmente”

“Me acariciaba la espalda, yo intentaba apartarme y él me decía: ‘¿Por qué haces esto? ¿No te parece bonito que podamos hacer esto juntos? Soy sacerdote, no te preocupes, tengo una mirada pura sobre ti'"

“Me acariciaba la espalda, yo intentaba apartarme y él me decía: ‘¿Por qué haces esto? ¿No te parece bonito que podamos hacer esto juntos? Soy sacerdote, no te preocupes, tengo una mirada pura sobre ti'. Poco a poco los gestos se hicieron cada vez más insistentes: me abrazaba, y luego los abrazos que no podía soportar más. En las conversaciones en su despacho acababa cogiéndome en un fuerte abrazo del que no podía liberarme. Es una persona muy inteligente, el acoso es sutil. Y con los años, aumentó. Sabía medir las cosas con mi sumisión, que iba en aumento”, confiesa.

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La víctima reconoce que, pasado el tiempo, le plantó cara, pero él negaba lo que ella le decía, afirmando por su parte que era ella la que tenía problemas psicológicos. “No eres cristiana si me haces esto", le dijo Rupnik a la mujer. “Ves sexualidad por todas partes, ¡por una mano en el hombro!", le replicaba él. “Era importante para mí enfrentarme a él, pero le tenía miedo físicamente. Y entonces me preguntó '¿con quién has hablado de esto?’”.

Pero no lo había hablado con nadie. "Durante años -confiesa- me dije a mí misma 'nadie me creerá, porque es Rupnik'. He visto a obispos pasar uno tras otro por el Centro Aletti, se sabía que tenía una fuerte conexión con Juan Pablo II, no sé si con Benedicto XVI, últimamente tiene relación con Francisco. No me atreví a hablar".

Primero, Religión Digital

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