POEMAS A LA MADRE MUERTA 4. Ya que viniste de allí
YA QUE VINISTE DE ALLÍ
Hace más de medio siglo, falleció en Zamora a los 68 años la mamá de mi progenitor. Muy afectado, escribió dos décimas de versos reconociendo, primero, que se sentía feliz al saber que ya estaba con Dios su madre intercediendo por el hijo. Y, posteriormente, declarando que levantaba acta de su satisfacción porque la llegada de su madre al cielo fue solo un afortunado regreso, “ya que viniste de allí”. Me gustaría observar que la teología que sustenta estos versos corresponde, es mi impresión, a la fe en un Dios Justiciero más que a la confianza en un Dios Padre. Reproduzco fotográficamente la cara A del recordatorio original.
IN MEMORIAM
A MI MADRE
Ya no me extraña tu ausencia,
madre, pues no me condeno;
para atar mi desenfreno
Dios te llevó a su presencia.
Y vivo con la evidencia
de tu sublime servicio,
pues con gran ardor codicio
desde que emprendiste el vuelo
hacerme digno del Cielo
en ascua de sacrificio.
Esta pena que persiste
debo ahuyentarla muy pronto.
No soy hombre si no afronto
una pena que no existe;
pues si Dios, del que viniste,
me honró con tenerte a ti
fuera imperdonable en mí
deplorar con desconsuelo
el que tornaras al Cielo,
ya que viniste de Allí.Nicolás
Y AHORA MIRO AL CIELO CON MEJILLAS DE LLUVIA
Sentidos versos, casi diría dramáticos, del granadino poeta, imprescindible poeta, Antonio Carvajal. Murió la madre y expresa el hijo con fuerza su amor y su agonía. Lo primero, agradece la vida que recibió de ella: “tú me hiciste / de ti”. Pero no olvida el amor de su padre “ese otro que se fundió contigo y sois mi vida”.
“Y ahora miro al cielo con mejillas de lluvia…” Le faltan las manos de ella, le faltan sus ojos: “no volverás esos tus ojos / misericordiosos a esta pobre criatura que tú hiciste” (evoca delicadamente versos de la Salve mariana en la que se reza: “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos…”). Lo más impresionante del poema: el final bronco, desesperado… “Y alzo la voz… / esta voz que te dice / madre, / no puedo perdonarte / que me dejaras solo.”
SALMOS, 3
Te busco en esta última mañana de verano, tan grataa los sentidos, con jazmines en ramas y en el suelo,
y evoco tu dolor y tus gozos
que pobremente fueron míos. Oigo el rumor delmundo, algo
lejano, que no apaga ni mis pulsos ni mi respiracióny sé que vivo por tu recuerdo, porque tú me hiciste
de ti, fruto de amor y de esperanza,
y yo me sé nacido de ese amor hacia otro y de ese otroque se fundió contigo y sois mi vida.
Y ahora miro al cielo con mejillas de lluvia
y en el azul que empañan leves nubes
no distingo tu rostro
y me faltan tus manos que crucé en gesto últimode súplica y entrega,
y alzo la voz, aún a sabiendas de que no puedes oírme,de que no volverás esos tus ojos
misericordiosos a esta pobre criatura que tú hiciste,
esta voz que te dice
madre,
no puedo perdonarte
que me dejaras solo.
QUIERO LA MISMA MADRE
Torcuato Luca de Tena (Madrid 1923-1999), periodista activo y creador literario, Premio Nacional de Literatura, entre otros géneros cultivó la poesía. Al año siguiente de su fallecimiento, se editaron poemas inéditos (Planeta, 2000) de gran calidad, entre otros la serie titulada “Poemas para después de muerto”. El titulo siguiente, “Metempsícosis”, responde a estos últimos años de deterioro físico, en los que se privilegia más que nunca la excelencia del alma frente a la degradación del cuerpo senil.
En el soneto “El alma quiere liberarse del cuerpo muerto” sus tercetos dicen así: “Me sobrecoge de mi mano el frío / y en mi pecho me espanta la quietud. / Quiero salir de aquí, de este vacío. / Mi destino está en otra latitud. / Aparéjame, Dios, otro navío / y deja para el cuerpo el ataúd.” La lectura inocente de “Metempsícosis” parece referirse a la reencarnación del alma en otro cuerpo a la hora de morir, siguiendo teologías orientales. Pero también podría tener otra lectura cristiana heterodoxa, lírica, como serían los versos presentes. “Cuando vuelva a nacer…” repite emocionado, para suplicar a Dios la misma madre en una sucesiva encarnación del alma…
METEMPSÍCOSIS
Cuando vuelva a nacer
ya no quiero ser pájaro,
ni mariposa ingrávida,
ni delfín: esa flecha
que hace pequeño al mar.
Cuando vuelva a nacer
ya no quiero ser nada
-río, pirata, cedro¬
de cuanto yo soñé
siendo mozo y poeta.
Cuando vuelva a nacer
quisiera ser el niño
que no soy y que he sido
y sentirme de nuevo
ceñido por los brazos
enormes de mi madre,
inmerso en su mirada
como están las más débiles
y pequeñas estrellas
en la mente de Dios.
Si acaso no es posible
complacer este anhelo
-¡lejano Dios silente!-
y alguien que no ha nacido
ya está predestinado
para ser el que soy...
no me importa ser otro
con otro cuerpo y con
un destino distinto...
¡pero no me hagas otros
los brazos que te pido!
Cuando vuelva a nacer
quiero la misma madre,
su misma voz que calme
mi terrible pavor
de volver a la vida.
Sus mismos ojos fijos
serenando mis miedos
y sus brazos iguales
sirviéndome de cuna.
¡Aunque yo sea otro
cuando vuelva a nacer!
POEMAS A LA MADRE MUERTA
Cantan poetas a quien les dio la vida
1.Esperanza de un reencuentro
MADRE, de Celso Emilio Ferreiro
LA MADRE, de Giuseppe Ungaretti
NO SEAS NIÑA, MADRE, de Ramón de Garciasol
2.Sigue viva en el hijo
UNIDAD, de Pilar Paz Pasamar
SE DIJO QUE UNA MADRE HA MUERTO, de Roberto Cabral
3.En las manos de Dios
COMO A UNA HIJA REINA, de Jesús Mauleón
DIME TÚ CÓMO ES DIOS, de Jesús Mauleón
HAGAMOS UNA FIESTA, de Jesús Mauleón
4.Ya que viniste de allí
IN MEMORIAM, de Nicolás de la Carrera del Castillo
SALMOS 3, de Antonio Carvajal
METEMPSÍCOSIS, de Torcuato Luca de Tena