100 años de Peli Romarategui Elizalde: “Peli ha sabido ser profeta, cantor, médico y servir con autoridad. Su centenario es un hito para todos”
El obispo de Bilbao Joseba Segura estuvo presente en esta celebración
Peli recibió como regalos para su cumpleaños una makila y una txapela
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
Nadie quería decirlo, pero todos tenían miedo, “¿Y si no llega?” Pero llegó el día y llegó la celebración. En el Seminario Diocesano de Vitoria resonó el “Zorionak Zuri” para el misionero y artista vasco Peli Romarategui. Desde su sencillez y humildad, este vitoriano se ha ganado la inmortalidad en la tierra, y no solo por su amplia obra artística, sino sobre todo por el cariño y el reconocimiento que se le tributa en Ecuador, donde nuevas generaciones aprecian y valoran el trabajo y el legado de Peli.
A las cinco de la tarde daba comienzo una eucaristía en la capilla mayor del Seminario Diocesano de Vitoria, presidida por monseñor Elizalde ya su lado monseñor Segura, obispo responsable de las Misiones Diocesanas Vascas, y buen conocedor de las mismas por los años que pasó en Ecuador.
Elizalde desgranó en su homilía cuatro figuras, que a su juicio podían encontrarse en Peli Romarategui: La de Profeta, porque “Peli ha compartido el camino de la profecía con sus compañeros misioneros y sus obras son expresión de las mismas”. Pero el mundo necesita también de “Cantores”, optimistas del evangelio que animan a la comunidad. También se precisan “Médicos”, el carisma de la sanación, porque el enfermo no está para cánticos y profecías, necesita primero sanar; y Peli ha sido cantor y médico porque allí donde ha estado ha sido bálsamo para los demás; Y por último el servicio de la Autoridad, “alguien tiene que coordinar y encauzar el diálogo, y peli ha servido con autoridad en la parcela que le correspondía. Peli ha tenido una vida fecunda, dijo Elizlade, y la armonía de la vida tiene mucho que ver con las redes de relaciones humanas que se cultiven.
En el ofertorio se presentaron un paño que simbolizaba a las tierras de Ecuador, unas teselas, elementos de sus trabajos y un álbum de fotos. La misa fue celebrada en euskera y castellano, idiomas ambos que Peli siempre ha dominado a la perfección.
Al finalizar la misa se le hizo obsequio de una makila y una txapela conmemorativa, dos señas de identidad del pueblo vasco al que tanto ama sin dejar de amar a otros pueblos.
Tras el aurresku de honor en las escaleras centrales del Seminario la fiesta concluyó con un acto en el que intervinieron varias personas, entre ellas monseñor Joseba Segura, quien dijo:
Entras en la Iglesia de Urkiola y la pared tras el altar, nunca pensada en el diseño original, es la que da carácter al conjunto. Así sucede en muchos proyectos humanos.
En ella destacan a primera vista dos vitrales: la explosión en rojo del big-ban de los Cañada y la imagen superior del Espíritu con alas desplegadas de Gabriel Ramos Uranga. Pero lo grande, lo realmente llamativo es el mosaico realizado por Peli según diseño de Jose Mari Muñoz, que cubre gran parte de esa enorme pared.
850.000 teselas, casi nada, componen el gran fresco del existir en cambio estacional, reflejando el bello entorno natural que es Urkiola, un pequeño micro paraiso que condensa la creación bella que se nos ha dado.
El árbol negro y seco, arraigado en el invierno frío, aunque forma parte de la experiencia del vivir, no domina el conjunto, ni la creación, ni la existencia humana. Trabajamos, nos esforzamos y metemos las patas, en plural como dicen en Ecuador, con la convicción de que todo nos orienta hacia una luz blanca más elevada, el nuevo árbol de la cruz que todo lo atrae hacia sí y a todo da un un sentido nuevo.
850.000 teselas que pueden representar una a una, la gesta misionera en la que Peli participó, con sencillez, con gran dedicación; como me decía alguien que conoce y valora su obra, hay algo de milagro en lo que este hombre ha hecho. El lo sabe mejor que yo pero no todas las teselas salen buenas del horno. Algunas no pasan el corte. Otras contribuyen al conjunto, pero todas las utilizadas y las no tan bonitas son parte de nuestra historia y del misterio que constituye cualquier vida y obra humana.
O tal vez lo que se ha hecho en Urkiola, la tarea y espíritu alentado desde Urkiola solo sea una pequeña piedra humilde en el gran mosaico de la existencia humana, una pequeña tesela que solo adquiere valor y sentido en el conjunto de la obra porque, en sí misma, refleja al mismo tiempo debilidad y fuerza salvadora.
Peli has hecho hablar a las piedras y así haces verdad, entre otras, estas Palabras del Evangelio: Os aseguro que si estos callan (que si nosotros callamos), las piedras gritarán (Lc 19,40).
Ahí está tu legado: en Ecuador, en Urkiola, belleza en sencillez, con resistencia de piedra.
Hace unas semanas se abrió una exposición donde se recogía una pequeña parte de su obra y de sus herramientas de trabajo. En la inauguración Peli dirigió estas palabras que de manera similar volvieron a resonar en el Aula Magna: “Arratzaldeon, lagunok! Eskerrik asko! Os quiero agradecer vuestra presencia y amistad al acercarse la fecha de mis 100 años.
Esta ciudad de Vitoria-Gasteiz me vio nacer, aquí viví mi infancia y juventud, trabajé en Carpintería Aguirre y amé nuestra tierra vasca.
Guiado por el espíritu misionero, dí el salto a Ecuador y allí, durante 30 años, me sentí querido y arropado por el Grupo Misionero Vasco. Allí desarrollé mi obra como artesano, embelleciendo las iglesias y lugares donde vivíamos.
Al regresar al País Vasco, llegué a Urkiola, mítico lugar donde llevé a cabo trabajos en la Basílica que han quedado prendidos en mi corazón.
He regresado a Gasteiz y estoy residiendo en la residencia sacerdotal Joaquín Goikoetxeaundía.
Quiero enviar en este momento mi eskerrik asko, mi agradecimiento a todas las personas que me han ayudado a vivir y servir a nuestra sociedad, desde los más pobres. Inaugurar esta exposición es como hacer un recorrido agradecido por mi vida y en ella destaco el papel de la fe, de los amigos y de mi Tierra Vasca.”
A la celebración en el Seminario además de los dos obispos mencionados acudieron varios misioneros y personas vinculadas a las MMDDVV. Esta celebración pone el broche a las celebradas tanto en Euskadi como en Ecuador.
Non solum sed etiam
Poder asistir al centenario de una persona es ya en sí una suerte. Y si esa persona es alguien sencillo que con su vida ha sido un testimonio, esa oportunidad se convierte en un lujo. Desde estas lineas yo también quiero decir, Gracias Peli, Eskerrik Asko, eta Zorionak!!!
Etiquetas