Había una vez … Un Circo que alegraba siempre el corazón (II) José Aumente, cura de los Circos y Ferias: “Son fabricantes de ilusiones, pero no son ilusos.”
Es una religiosidad de transmisión oral, de padres a hijos
Los animalistas han realizado una injusta campaña en contra de los circos con animales
La pastoral del Circo necesita una "parroquia personal"
La pastoral del Circo necesita una "parroquia personal"
| Vicente Luis García Corres (Txenti)
José Aumente lleva 20 años al servicio de la pastoral de Circos y Ferias aunque hace 10 años que está al frente como director del departamento de la Conferencia Episcopal dedicado a este colectivo. Vive con preocupación el futuro de su particular feligresía tras el largo parón de la actividad por el confinamiento. Hace años que lleva reclamando que la atención pastoral a los feriantes y gentes del Circo tengan un tratamiento en la Iglesia acorde a su singularidad, como lo tiene el ejército o el Opus Dei.
El Circo, como el resto de actividades artísticas ha sido duramente golpeado por los efectos de la pandemia. ¿Cuál y cómo ha sido su labor en estos meses de confinamiento?
Mi feligresía siempre está dispersa por toda la geografía. Afortunadamente entre enero y febrero me recorrí prácticamente toda España y pude administrar sacramentos. Los últimos bautizos y confirmaciones los hice en Granada a finales de febrero. Cuando nos mandaron a todos quedarnos en casa ellos se quedaron en sus caravanas, viviendas de pocos metros cuadrados. En algunos sitios no pudieron o tuvieron incluso que desmontar la carpa recién montada. En esos momentos mi pensamiento era “de qué van a poder vivir estas gentes. Si no actúan no tienen ingresos.” Y esa ha sido mi principal preocupación. Algunos han podido aguantar con sus recursos; a otros hemos tenido que ayudarles bien a través de Cáritas, Cruz Roja, Asistentes sociales, y en no pocos lugares personas de los pueblos, los parroquianos del barrio donde les pilló el estado de alarma han sido quienes han dado de comer a estas gentes del Circo.
¿El mundo del Circo, por lo general, suele ser muy religioso, pero se distingue por algo la relación de las gentes del circo de las ferias con Dios?
Es una religiosidad diferente. Un niño del Circo es muy difícil, prácticamente imposible, que oiga en su casa un domingo, “vamos prepárate para ir a misa” pero sí verá rezar antes de comer, por las noches o antes de las funciones. Es una religiosidad de transmisión oral, de padres a hijos. Es una religiosidad con nula influencia externa. Puede que sea de baja participación celebrativa, pero está cargada de valores evangélicos.
El mundo de las ferias, del Circo es un mundo de ilusión y a veces de ilusionismo. En unas circunstancias como las que estamos con una pandemia que se ha llevado vidas por delante, con duelos sin hacer, con una crisis económica que amenaza, … ¿que lugar puede tener un mundo de ilusiones en esta sociedad castigada por la pandemia?
Hoy son necesarios más que nunca. En público y en privado siempre lo he reconocido y a ellos les he dicho “Os necesitamos”. La fiesta rompe con la monotonía, por eso es importante, y los feriales aportan el marco a esa fiesta. Es lógico que el recinto de los feriales se convierta en el lugar de la ilusión. Las luces de colores, la música, las atracciones, los números que solo los puedes ver en el Circo, … todo es un mundo de ilusión. Las entradas a los circos son puertas a un mundo de ilusión. ¡Ojo! esto no quiere decir que las gentes del Circo y de las ferias sean ajenas a un mundo que sufre, ellos viven en sus carnes las mismas penurias, pero hacen de tripas corazón por mantener ese mundo de ilusión. Son fabricantes de ilusiones, pero no son ilusos.
La prohibición de los animales en los circos fue un duro golpe ¿verdad?
Así es. La mayoría se han visto obligados a deshacerse de ellos. ¡ojo! que ha sido una decisión política, no del público. Los animalistas han realizado una injusta campaña en contra de los circos con animales. Los han condenado injustamente. Ya había leyes, y más se podían haber propuesto. Pero en esta sociedad de libertades resulta que son los políticos los que deciden por nosotros que podemos o no podemos hacer. Nos tratan como niños. Cuando la gente va al circo aplaude porque quiere aplaudir, y no porque nadie les mande aplaudir. Puedo asegurarte que a los artistas del Circo les gusta más el aplauso del público que el dinero. El dinero lo necesitan para vivir, como todos, el aplauso para seguir sintiéndose artista. Si lo hiciesen sólo por dinero hace tiempo que muchos lo habrían dejado.
Recientemente recibió un premio y en el acto de entrega reivindicó que la Iglesia debería cuidar más a las gentes del Circo y de las Ferias. ¿Cómo? ¿Qué tiene que hacer la Iglesia con estas personas?
Bueno, la Iglesia tiene que estar donde están los hijos de Dios. Y allí, en las ferias están, por eso yo les atiendo como pastor. Ahora bien, lo que yo he querido reivindicar, y lo llevo haciendo desde hace años, es que si el mundo de las ferias y circos es singular, también lo debe ser el modo de atenderlos pastoralmente. Cierto que para conocer el mundo del circo hay que conocerlo de cerca. Uno de los grandes problemas que me encuentro al atender pastoralmente es que no tengo una potestad jurídica, canónica, sobre esta feligresía. La parroquia de referencia es la que en el momento del sacramento esté más cerca. Y eso es un problema. Porque es una feligresía itinerante. Por eso sería importante que, a quien le corresponda, revise esta cuestión y conceda el estatus canónico que mejor sirva para atenderles, que se haga pensando en el bien de ellos.
Entiendo que lo que está pidiendo es una capellanía con rango de diócesis como tiene el ejército, o una prelatura como la que tiene el Opus Dei.
Sí, algo de eso podría ser. Yo le llamo una “parroquia personal”. Hasta ahora las actas de los sacramentos que se les imparten han de quedar en la parroquia de referencia, que es la que corresponda a donde está plantada la carpa. Al final el sacramento queda registrado en una parroquia que nada tiene que ver con la persona. Lo que pido es que allá donde vaya a atender a estas personas del mundo del Circo y las Ferias la “parroquia” vaya conmigo. Que todos estén unidos a una misma parroquia, y que esa parroquia “vaya conmigo” allá donde están ellos. Creo que sería de justicia y por el bien de ellos.
Non solum sed etiam
Me ha dejado pensando el asunto de la necesidad de una cobertura canónica para la pastoral de circos y ferias. Me suena que es una vieja reivindicación que viene ya de tiempos del P. Mendizabal, y ha llovido desde entonces, y este hombre, Aumente, lleva 20 años ligado a esta pastoral y sigue expresando esta necesidad. Puedo entender que no sea un asunto prioritario en las agendas de las altas esferas eclesiásticas, pero … sí me parece importante. Lo desconozco y, además tampoco lo he preguntado, pero se me ocurre que en situación similar pueden encontrarse la pastoral del mar, la de la carretera, la del turismo, … en definitiva la que afecta a una feligresía itinerante. Quizá la feligresía que mejor refleja al pueblo de Dios que peregrina por este mundo.